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Reportaje:Personaje

Denilson navega sin rumbo

El brasileño, que llegó en 1998 al Betis como el jugador más caro del mundo, no pasa la prueba en el Portsmouth y ahora piensa en el fútbol árabe

Diego Torres

Todo lo que queda del paso de Denilson de Oliveira por el fútbol europeo es un Porsche recién pintado y metido en un contenedor que espera destino. Tal vez Qatar, tal vez Arabia Saudí. Hace una semana, el brasileño buscaba desesperadamente un equipo para jugar. Acudió a Inglaterra a probarse con el Portsmouth. El técnico, Harry Redknapp, dijo: "Le echaré un vistazo". El experimento no duró más que eso. En un par de entrenamientos, la historia británica de Denilson quedó resuelta. El que fuera el futbolista más caro de la historia en 1998, campeón del mundo con Brasil en 2002, prepara su contenedor para dejar Europa. Sin club y con 29 años recién cumplidos.

El 28 de agosto de 1998, Manuel Ruiz de Lopera, presidente del Betis, pagó al São Paulo 5.000 millones de pesetas de la época [unos 30 millones de euros] por Denilson. Nunca nadie había valorado en tanto dinero a un futbolista. Era un extremo regateador, zurdo recalcitrante, con mucho desborde y poca claridad en el área. Tenía 20 años y en Brasil era capaz de convocar a las mayorías. Su capacidad para lograr lo inesperado en cada dribling, su firma de malandro, de pícaro, le encumbraba al frente de los jugadores más atractivos para la hinchada, junto a Ronaldo y Romario. También obligaba a establecer un vínculo con la historia. En 1997, Denilson fue considerado como el heredero zurdo de Garrincha.

Denilson se hizo millonario en el Betis, pero desde que aterrizó en España vivió con un rótulo incómodo. Lo primero que le preguntaron al llegar a Madrid fue por lo que sintió cuando supo que era el jugador "más caro del universo". El muchacho abrió los ojos y dejó escapar un brillo de estupor cuando dijo: "No es un privilegio, es una responsabilidad".

Quienes coincidieron con Denilson en aquellos años le recuerdan con cierta pesadumbre. Benjamín, ex jugador del Betis, le conoció en 1998. "Le miraron siempre con lupa", recuerda, "y con el tema de las lesiones y la presión no lo pasó muy bien. El Betis lo cedió al Flamengo en 2000 y se reencontró con algo que necesitaba. Estuvo a gusto. Regresó para Navidad y jugó unos 20 partidos en Segunda con nosotros".

"Igual le pudo esa presión de ser el jugador más caro de la historia", dice Benjamín con un regusto amargo, un poco enfadado por la injusticia con que trataron a su ex compañero. "No tenía gol. ¿Pero cuántos extremos hay que metan más de seis goles por temporada? Muy pocos. La gente quiere que los centrocampistas y los extremos jueguen, tengan desborde, organicen y, además, marquen. Eso no es posible salvo en casos excepcionales: Vicente, Joaquín, Baraja, Xavi, Deco...".

Hace un año, cuando el Betis se disponía a jugar contra el Mónaco por una plaza en la primera fase de la Liga de Campeones, Denilson se marchó al Girondins sin despedirse. Se fue con su novia, una chica de Dos Hermanas de la que ya se separó. Tenía contrato con el Betis hasta 2010, pero decidió irse libre, perdonando dos millones de euros de contrato, deprimido por las lesiones y por la falta de confianza de su entrenador. No echó raíces. Hace un mes tomó otra decisión arriesgada. Dejó el Girondins porque no le pagaron lo que pidió: "Creo que valgo más. Pero me voy más triste de Burdeos después de un año de lo que me fui del Bestis después de diez".

Denilson hizo su petate y puso rumbo al sur de Inglaterra. Allí se entrenó bajo la supervisión de Redknapp. Unos días después fue el ayudante del técnico, el ex central Tony Adams, el que dio la noticia: "No creo que Denilson alcance los estándares mínimos de la Premier".

Denilson.
Denilson.REUTERS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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