_
_
_
_
Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El año de Amélie

La francesa Mauresmo alcanza las semifinales del Open de EE UU de tenis mientras Federer llega a los cuartos sin problemas

Àngels Piñol

Lleva ganados este año dos torneos del Grand Slam y va camino del tercero. Amélie Mauresmo, la francesa que ha devuelto la sonrisa a los aficionados al tenis de su país, se convirtió ayer en la segunda jugadora en alcanzar las semifinales del Open de Estados Unidos, en Flushing Meadows, al derrotar a la rusa Dinara Safina (12ª del circuito) en 62 minutos por 6-2 y 6-3. Mauresmo, la número uno del mundo, atrapó la ronda después de que el martes lo lograra la serbia Jelena Jankovic (19ª cabeza de serie), a quien le iba tan mal con la raqueta que estuvo a punto de abandonar las pistas para dedicarse a sus estudios de estadística.

Pero, si la victoria de Jankovic sobre Elena Dementieva (6-1 y 6-2) fue una sorpresa en Nueva York, no lo fue tanto el arrollador tenis de Mauresmo, que llegó a desesperar a Safina, hermana de Marat, que por entonces estaba jugando y que dio otro disgusto a su familia porque acabó perdiendo ante el alemán Haas. La rusa se mostró muchas veces abatida y sin respuesta ante la firmeza del juego de la francesa, que apenas le dio un respiro con su potente drive, que la sacó muchas veces de la pista. Mauresmo, que dobló el número de golpes ganadores de su rival, no desperdició la primera pelota de partido que tuvo: dio un salto al aire, se quitó la muñequera, estrechó la mano a Safina y se fue saludando al público.

"Tengo sensaciones parecidas a las de Wimbledon tanto por la preparación que he hecho como por mi progresión en el juego. Nunca es fácil jugar una semifinal de un grand slam. Ya veremos qué pasa", dijo una relajada Mauresmo en una jornada que se desarrolló hasta el mediodía con normalidad porque el sol, después de días de lluvia, volvió a lucir en Nueva York. Pero la rusa era ayer una rival demasiado débil para la francesa, que está disfrutando del mejor año de su carrera. Tras ganar en enero el Open de Australia ante la belga Justine-Henin (se retiró por problemas estomacales), Amélie ratificó que su éxito no fue flor de un día venciéndola de nuevo en Wimbledon y convirtiéndose así en la primera jugadora de su país en conseguirlo tras Suzanne Lenglen, la legendaria tenista que lo consiguiera en 1925 y que da su nombre a una de las pistas de Roland Garros. Le aguarda ahora a Mauresmo para completar su gran año el Open estadounidense. Sólo le queda una espina: superar su bajo rendimiento en Francia ante un público que la adora. Nunca ha hecho grandes cosas en su país donde a veces le acusan de falta de carácter. El público parisiense la culpó en parte de que Francia perdiera en 2005 la final de la Copa Federación ante Rusia por 3-2.

En el cuadro masculino, Roger Federer, doble campeón del Open de Estados Unidos, se deshizo sin muchos problemas del francés Marc Gicquel, el hombre que inesperadamente derrotó a Juan Carlos Ferrero. El suizo peloteó con el francés en el primer set, se relajó en el segundo y reaccionó a tiempo para alcanzar los cuartos por 6-3, 7-6 y 6-3.

En esa misma pista, iba a jugar después Rafael Nadal ante el ruso Mijail Yuzhny por una plaza en semifinales. Eso, si el tiempo lo permitía: justo cuando acababa Federer su partido aplazado, el sol desapareció y unos negros nubarrones se posaron sobre la pista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_