El 11-S ruso
Cuatro emite 'Tres días en septiembre', un estremecedor documental sobre el ataque terrorista a la escuela de Beslán
El 1 de septiembre es para los rusos el Día de Conocimiento. Los alumnos, acompañados por sus padres, acuden al primer día de escuela con flores, globos de colores y regalos para los maestros. Pero aquella jornada de 2004, la tradicional fiesta escolar se convirtió en tragedia. "Fue el 11-S ruso", recuerda Dariya Fadeeva, en alusión al ataque que destruyó las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. Su hermana permaneció durante tres días secuestrada por el comando terrorista que asaltó la Escuela Número Uno de Beslán, una pequeña localidad de la república caucásica de Osetia del Norte, adscrita a la Federación Rusa. "No encuentro sentido a nada de lo que pasó. El sufrimiento fue indescriptible", dice mientras recorre, cabizbaja, la escuela devastada de Beslán.
331 personas, entre ellas 176 niños, murieron en el asalto a la Escuela Número Uno
En el asalto murieron 331 personas, de las que 176 eran niños, y más de 500 resultaron heridas. Dos años después, los supervivientes desgranan sus sentimientos y sus angustias en el documental Tres días en septiembre, que esta noche emite Cuatro (22.35).
Poco después de las nueve de la mañana, una treintena de terroristas tomaron como rehenes a 1.200 personas en la Escuela Número Uno con un arsenal de armas: pistolas, granadas y bombas. La mayoría fueron recluidos en el gimnasio. "Cuando les vi las caras a los terroristas pensé que nadie iba a salir vivo de allí", recuerda un testigo. "Nos dijeron que protestaban contra la guerra en Chechenia" y que "lo único que querían era matar y que no les importaba que fueran niños o mujeres", apunta otro. "Había 18 bombas sobre nosotros", añade un tercero.
El documental ofrece estremecedoras imágenes de los niños, hacinados, sin comida, sin agua y al borde de la deshidratación, y de los propios terroristas, grabados con la cámara de vídeo de uno de los secuestrados. El mediador enviado por las autoridades describe la sobrecogedora escena al entrar en el gimnasio: "Era la imagen de personas que iban a morir. El pánico se veía en sus ojos".
Y especialmente cuando una de las mujeres terroristas saltó por los aires "como un globo lleno de sangre" cuando estallaron las bombas que llevaba adosadas a su cuerpo. Un testigo rememora la aterradora secuencia: "Uno de los terroristas me ordenó que recogiera la cabeza y la pusiera junto al cuerpo".
Al tiempo, el Ejército iba tomando posiciones en el exterior. "La espera y la impotencia era lo peor", dice la madre de una alumna, que consiguió sacar a su hijo pequeño mientras su hija era obligada a permanecer en el interior de la escuela.
El 3 de septiembre, una explosión y un feroz tiroteo, que se prolongó durante más de diez horas, dieron paso al caos y la desolación. "Era aterrador, parecía una guerra", evoca uno de los rehenes que plasman su testimonio en este documental, dirigido por Joe Halderman. En su versión original, la narración del reportaje, impregnado de un intenso dramatismo, ha corrido a cargo de la actriz Julia Roberts.
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