Victoria histórica del Nàstic en Montjuïc

Una marea grana, moviendo bufandas y banderas, clamó en Montjuïc "¡Visca el Nàstic i visca Tarragona!" como si continuara la fiesta de junio cuando logró regresar a Primera después de 56 años de no estar en la élite. Fue un debut de película para el Nàstic y un cruel guiño del destino para el Espanyol, que vivió la prolongación de la pesadilla del final del curso pasado cuando salvó la categoría en última instancia. El Nàstic ganó con un gol de Campano, tras un majestuoso pase de Buades, y pudo al final, de la mano de Portillo, el fichaje estrella del Nàstic, ampliar el marcador ante la estupefacción de Montjuïc.

La solidez granate retrató la desolación del Espanyol, desconcertado por sus ocasiones de gol perdidas e impotente, sin poder apenas abrir la boca ante la primera derrota del año. El Nàstic fue de menos a más: reprimió los nervios del debut, se defendió con un impecable Bizarri cuando los blanquiazules apretaron y tras el gol no se fue atrás. El equipo de Luis César dejó una imagen inmejorable en Montjuïc mientras las dudas asolaron al de Valverde, que apenas dejó rastro de la buena media hora que hizo la semana pasada ante el Barça en la Supercopa.

Bien plantado en el campo, el Nàstic avisó muy pronto de que vendería cara su piel y discutió el balón a los pericos. Vivió el equipo granate de su buena posición, de su actitud y de la impresionante energía de Pinilla, tan veterano que jugó en los primeros años del Dream Team, y que se sigue comportando como un juvenil. Pero el Espanyol tiene un secreto a voces: que parece otro equipo cuando Lo Pelat enciende la luz. Y se notó. Un par de acciones suyas sirvieron para enchufar a los blanquiazules. Pero Bizarri estuvo soberbio en todo momento. Y si no, el palo le ayudó, como cuando repelió un disparo de Luis García.

El Nàstic sacó petróleo de su primera ocasión. Buades vio cómo Campano se iba sólo por la banda derecha y le metió un pase de 30 metros para que metiera un disparo cruzado que hizo inútil la estirada de Kameni. El gol provocó el delirio entre los hinchas granate mientras Montjuïc se quedaba sin habla. La defensa del Espanyol, presa de un ataque de nervios, permitió que Llera y por dos veces Portillo pudieron ampliar el marcador. Después, el Nàstic aguantó el achuchón: Matellán salvó medio gol de García y David evitó otro de Coro. El Nàstic celebró con las manos a la cabeza una victoria histórica en su vuelta a Primera.