Alcalá de Henares, pendiente de Rumania
Los residentes extranjeros quieren entrar en política, pero ningún partido les ha hecho la oferta. Hay miles de votos en juego
Cerca de la estación de tren de Alcalá de Henares (Madrid) la bandera de Polonia preside una tienda de alimentación. A 100 metros, un grupo de rumanos hace cola en una agencia de viajes dedicada sólo a organizar una ruta diaria en autobús entre Rumania y España. Enfrente, está la sede del futuro centro hispano-rumano; hay decenas de locutorios repletos de ciudadanos de Europa del Este y un hipermercado que vende, junto a los productos nacionales, embutidos rumanos. En Alcalá de Henares (199.295 vecinos) viven 31.887 extranjeros: 13.510 rumanos, 2.626 polacos y 1.803 colombianos.
Los polacos, ciudadanos de la UE, podrán votar en las elecciones municipales de mayo de 2007. Los rumanos están pendientes de ingresar en la UE en enero próximo. Ambas comunidades suman más de 16.000 votos decisivos en un municipio donde el PP gana por un concejal a la suma de los ediles de PSOE e IU y donde un concejal equivale a unos 3.000 votos aproximadamente.
Las asociaciones de rumanos y polacos esperan que los partidos les incluyan en sus listas. Tienen ganas de entrar en política, pero de momento ningún partido les ha hecho el ofrecimiento. "Algunos polacos creen que la izquierda en España es como el socialismo o el comunismo en Europa del Este y lo ven como algo negativo. Desconocen que PSOE e IU son partidos democráticos", señala Jaroslav Zawadzky, presidente de la asociación Polonika, con 120 asociados, y afiliado del PP. Los rumanos quieren formar un partido propio, pero los de Alcalá no se han unido al proyecto. "No queremos formar un gueto, queremos integrarnos en algún partido y trabajar codo con codo con los españoles", señala Alexandru Petrescu, presidente de la asociación Comunidad de Rumanos en España. Él también es militante del PP, y está dispuesto a meterse en campaña si se lo piden. Con otros rumanos, Petrescu ha elaborado una "lista de unos 20 intelectuales" que consideran "capaces" para integrarse en las listas.
Los partidos prefieren no pronunciarse. "Aún es prematuro decidir incluir en Alcalá extranjeros en las listas, ni siquiera hemos elegido al candidato a alcalde", señalaron fuentes socialistas. "Los extranjeros, aunque no fuesen elegidos, podrían tener otro tipo de responsabilidad en el equipo de gobierno", afirma el alcalde de la localidad, Bartolomé González (PP).
Mientras, los polacos y rumanos trabajan en las naves industriales de Alcalá o en la construcción. Viven de alquiler y suelen compartir piso con otras familias. El párroco de la Iglesia rumana ortodoxa de Alcalá de Henares, Pintea Adrian, cree que la mayoría no sabe que quizá puedan votar en las municipales. Mioara Andone, entrenadora de gimnasia rítmica, tiene claro que votará al PP; Ilie Zoltan no tiene los papeles en regla, pero en Rumanía era militante socialista. "Si pudiera votar, votaría al PSOE", sostiene. "A mí lo único que me importa es que los políticos obliguen a los empresarios a cumplir con lo que firmas. Que te den vacaciones y paga extra, y no tengas horarios de 14 horas", concluye Bujor Vasile, trabajador en la construcción.
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