"No vi la final del Mundial"
Giuly no descarta dejar la selección de Francia
Ludovic Giuly cumplía 30 años el pasado 10 de julio, y la víspera, el día en que toda Francia estaba ansiosa para ver la final del Mundial, estaba en El Prat para volar a Lyón. Allí, en su ciudad, le aguardaba su familia para celebrar su cumpleaños. Pero el vuelo tuvo un retraso de cuatro horas, y cuando Giuly llegó a su país, el partido estaba en la prórroga. Ya en el coche de su padre se enteró por la radio del cabezazo de Zidane -"ni he visto ni sé qué le pasó a Zizou", dice, "esas cosas pasan pero son una tontería"- y de que Trezeguet fallaba el penalti que dejaba a Francia sin Mundial. "¿Que debo ser el único francés que no lo vio?", se pregunta. "Fue mala suerte. Quizá fue una señal, no sé. Perderme el Mundial me afectó, pero ahora he cambiado de mentalidad".
El extremo, dispuesto a comerse el mundo tras ampliar un año -hasta 2008- su contrato, no tenía tampoco muchas ganas de ver a los bleus. Giuly se llevó un disgusto mayúsculo cuando Domenech le dejó fuera de la lista de los 23 jugadores de Francia. No entendió nada porque para el partido anterior había sido convocado. Casi se hundió, pero fue decisivo ante el Arsenal al provocar la expulsión de Lehman. Confió en que su "energía ganadora" sirviera de algo, pero nada cambió y Giuly se fue muy lejos: estuvo en Australia y sólo vio los partidos de Francia ante Portugal y Brasil.
"Yo no pedía ser titular: sólo ser convocado. Domenech pudo llamarme y decirme: 'Mira, no me gustas, pero estamos aquí para trabajar para Francia'. Pero no lo hizo", lamenta. Giuly aguarda con determinación la nueva convocatoria de Domenech, especialmente la del primer partido de la fase de clasificación para la Eurocopa: "Si me llama, hablaré dos minutos con él, no más, y le preguntaré por qué antes no y ahora sí. Y si no, dejaré Francia y me concentraré sólo en el Barça", dijo. Ayer, el seleccionador excluyó de nuevo al galo para el amistoso del miércoles ante Bosnia a petición del Barça para que pudiera jugar la Supercopa ante el Espanyol. Lo mismo sucedió con Ronaldinho, Thuram, Gudjohnsen y los internacionales españoles. La historia no es gratuita: Giuly estuvo a un paso de regresar al Mónaco en diciembre -también tenía ofertas del Liverpool y Galatasaray- cuando Messi explotó y se pasó un mes y medio en el banquillo. "Lo pasé un poquito mal porque había Mundial", confiesa. "No tengo nada contra Leo, es muy bueno para nosotros, ni tampoco con Ribery [ocupó su puesto con los bleus]. Estoy habituado a jugar siempre y fue difícil". Pero Rijkaard le convenció: "No te preocupes", le dijo. "Hay muchos partidos, dame seis meses más". No se equivocó: Messi se lesionó. Y Giuly acabó jugando: "Estuve a punto de irme por el Mundial y resulta que juego en el Barça y no voy, y eso me jode. Ahora he cambiado de mentalidad. Son muchos partidos y siempre hay lesionados".
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