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Reportaje:TOUR 2006 | Una edición apasionante

El rey de las escapadas

De la Fuente, ganador de la combatividad, se pasó al ciclismo cuando le robaron la bici de 'trial'

Juan Morenilla

David de la Fuente espera asustado la próxima factura de su teléfono móvil. "Es que no veas la gente que me ha llamado, y como en el extranjero te cuesta si te llaman... Esto no me lo esperaba, estoy en las nubes". Quién le iba a decir al bueno de De la Fuente que en su primer Tour iba a subirse al podio de París, que el secretario de Estado para el deporte, Jaime Lissavetzky, le iba a felicitar por su carrera, que iba a ser tercero en la clasificación de la montaña y el ganador del premio de la combatividad. "Ni en sueños me lo creo", asegura.

Una, dos, tres... hasta siete escapadas cuenta el santanderino de Reinosa, de 25 años, en el Tour, siete veces que saltó de su sillín en busca de la fuga. En llano y contra la montaña. Los organizadores recompensaron su esfuerzo y le concedieron en dos ocasiones el premio al corredor más combativo de la etapa. Y también el primer puesto en la clasificación final. Por si fuera poco, el cántabro lució durante seis días el maillot de lunares como rey de la montaña, y ha estado durante todo el Tour entre los tres escaladores con más puntos. Sólo Rasmussen, tras un hachazo en los Alpes, y Landis, con su exhibición en Morzine, le han superado. "Es el maillot más bonito que hay", dice De la Fuente, que ha dejado de ser un desconocido, el dorsal 143 del Saunier Duval. "Ahora todo el mundo me llama por mi nombre. La repercusión es bastante llamativa. La gente está chillándome todo el día y pidiéndome fotos y autógrafos", dice, encantado de la vida.

"Mis padres son carniceros. Yo ayudo en invierno, pero no me gusta mucho"
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El dinero del premio, a repartir entre el equipo, piensa invertirlo -además de en pagar el teléfono- en "algo para la casa". Desde diciembre vive solo en Villanueva de la Peña. Sus padres, carniceros, siguen con el negocio familiar en Matamorosa. "Es que está a 900 metros de altura y hay 10 grados menos que en Villanueva. Para entrenarme es mucho peor", cuenta David, el mediano de tres hermanos aficionados al ciclismo. Ninguno de los tres hijos de Justino y Dionisia ha heredado de momento la carnicería El Rubio. "En Matamorosa hay tres carnicerías y las tres se llaman El Rubio, por un tío de mi abuelo que era rubio. Mi abuelo, mis padres y mis tíos fueron carniceros. Yo voy en invierno a colocar alguna cosilla, pero no me gusta mucho", se sincera De la Fuente. En los Pirineos le visitó su hermano pequeño, Raúl, corredor aficionado, y su madre. Su padre, claro, tuvo que quedarse atendiendo al pueblo. "La carnicería es muy esclava y no me gusta para mis padres, nunca la pueden dejar", lamenta.

El deporte le enganchó antes que los estudios. "Hice cuarto de la ESO y estudié electricidad, pero no valgo para eso", reconoce. En la clase de gimnasia, sin embargo, era el mejor. Practicó el atletismo hasta los 16 años, el triatlón y el kárate, fue campeón de Cantabria de cross y participó con la selección cántabra en los Campeonatos de España. "Al final me tenía que decidir y elegí la bicicleta". Durante un año, sin embargo, dejó la bici de competición por una de trial sin motor que se compró "para hacer el tonto" e ir a pescar. Hasta que alguien le echó el ojo. "Un día estaba pescando en el Izarilla y la dejé a 100 metros. Al volver me la habían robado. Mi padre me compró otra por el disgusto, pero me convenció para volver al ciclismo. Volví y todo cambió, dejé el trial y el atletismo para hacerme ciclista", recuerda, "y aquí estoy, el más combativo del Tour... aún no me lo creo".

De la Fuente, durante la ascensión al Col del Portillo.
De la Fuente, durante la ascensión al Col del Portillo.EFE

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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