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Reportaje:Alemania 2006 | Italia, a un título de Brasil

Dolor de cabeza

Toda la grandeza y frustración de Francia se resumieron en la actuación de 'Zizou'

Ramon Besa

El fútbol más organizado del mundo cuando se trata de negar al mejor de los rivales le pudo a la autogestión en la final de la Copa del Mundo. A juego con un torneo tan largo como especulativo, el resultadismo de Italia se impuso en la rueda de los penaltis a la espontaneidad de Francia, finalmente cansada, desvencijada por la mucha tralla que ha aguantado en poco tiempo, glorificada y al mismo tiempo traicionada por Zidane. Toda su grandeza y frustración se resumieron en la actuación de Zizou, sublime con la pelota y aborrecible cuando no la tuvo. La agresión de Zidane marcó un punto de inflexión en la final para suerte de Italia, aupada por sus zagueros, sobre todo por Materazzi y por Grosso.

Materazzi es un central suplente de tallo largo que se hace notar en las dos áreas
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Italia fue otra vez un equipo que provocó dolor de cabeza tras su saludable actuación ante Alemania. La actuación de Francia en el partido, en cambio, estuvo en consonancia con la que ha protagonizado en el torneo. Aunque veterana, la mayor de la competición con una media de 29,3 años, sólo se desvencijó cuando Zidane se desquició y mandó al carajo el partido y el torneo.

No existía la selección francesa hasta que llegó a Alemania. Había un lista de 23 futbolistas muy discutida y un seleccionador que pretendía montar un equipo en función de la carta astral de los jugadores. A duras penas alcanzó los octavos, una ronda que ya no admite más dudas, sino que como mal menor demanda un plan de supervivencia. La propuesta funcionó porque Francia dio con una alineación y se cruzó con los rivales que mejor le iban a su juego: la revolucionaria España, la individualista Brasil y la estéril Portugal.

Los italianos se presentaron a la final con el mejor de los porteros en mucho tiempo y el central más imponente del torneo. Había apuestas sobre el récord que podía alcanzar Buffon, al que sólo había podido batir su compañero Zaccardo, y Cannavaro celebraba su 100 partido internacional después de ser nominado entre los candidatos a mejor jugador de la competición. A la que se puso la pelota en juego, el currículo no sirvió de nada porque Francia ya ganaba por 0-1 después que Materazzi se interpusiera en la carrera de Malouda. Zidane transformó a lo Panenka el discutible penalti.

Más que por la falta, el árbitro pitó penalti por ser quien era el infractor, Materazzi, un central suplente de tallo largo que se hace notar en las dos áreas, tanto para lo bueno como para lo malo, y que juega por la lesión de Nesta. El propio Materazzi, ya goleador ante Ucrania, arregló su error ante Malouda a la salida de un córner botado por Pirlo. El zaguero le ganó en el salto a Vieira en una fotografía que retrató la fiereza de los contendientes y la hegemonía de los defensores frente a los delanteros. Jugaba Italia al choque y al choque tomó y marcó un gol con Materazzi cabeceando por igual ante Buffon que frente a Barthez. Así ha sido el fútbol en Alemania.

Restablecida la igualdad, apenas hubo más concesiones en las dos áreas. Francia prácticamente no salió de su área mientras que Italia insistió a balón parado. No se contaron más de cinco remates antes de alcanzar el descanso. Había dos goles en el marcador yla sensación era que nadie hubiera protestado si el resultado fuera de empate a cero por mucho que Italia expusiera más que Francia. A ambos les faltaban delanteros.

Hasta que reapareció Henry, dispuesto a que el partido se resolviera en una jugada y no en el callejón del córner, el escenario preferido por los zagueros para desventrarse con el consentimiento arbitral. El punta francés protagonizó hasta tres ocasiones seguidas: en una se venció ante Buffon, en la segunda se la lió a Zambrotta, Grosso y Materazzi y en la tercera le taponó Cannavaro. Atacaba Francia, y suerte tuvo Italia de que el árbitro pasara por alto una entrada punible de Zambrotta a Malouda.

Italia se partió por la mitad. Lippi corrigió a tiempo el partido con los cambios: jubiló a Totti y retiró al insustancial Perrotta para ganar poderío con Iaquinta y De Rossi. Un remate de Henry marcó el punto y final del monólogo francés. Italia combatió mejor a Francia y la atacó a balón parado. El árbitro incluso anuló un gol a Toni en una acción discutible de fuera de juego. A los azurri les convenía tralla para intentar que Francia se cayera a trozos. Ocurrió, sin embargo, que los bleus, ayer de blanco, aguantaron a pie firme y continuaron repicando incluso en la prórroga: a Ribéry se le escapó un remate por un dedo y Buffon le sacó un cabezazo de gol a Zidane. Fue el último gesto de grandeza de Zizou, que acabó desquiciado, emborronando su carrera, con un cabezazo a la barriga de Materazzi. El impacto emocional fue tan brutal que ya no hubo más noticia de Francia para suerte de Italia, redimida finalmente en unos penaltis que se le atragantaron en el Mundial de 1998 y en el de 1994.

Materazzi disputa un balón con Vieira.
Materazzi disputa un balón con Vieira.EFE

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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