PACO MANCEBO: La imagen de la agonía
Jean Marie Leblanc, jovial, agota su cerveza, se limpia los labios y dice: "Pues... sí, finalmente, mi último Tour puede ser el primero limpio". El viejo director del Tour de Francia, el hombre que sobrevivió al caso Festina en 1998, cree que ha llegado por fin la recompensa tan esperada, la gran purga del Tour de 2006.
Uno de los eliminados es Paco Mancebo (Navaluenga, Ávila; 1976), ciclista famoso tanto por su regularidad de diesel como por su resistencia al abandono. Los dientes apretados, el cuerpo torcido, era la viva imagen del ciclismo entendido como agonía, del ciclismo más alejado de las pócimas mágicas. Una imagen, desgraciadamente, también con truco.
Antes de abandonar, antes de comenzar, el que debía ser su octavo Tour, una carrera que amaba y en la que regularmente quedaba entre los diez primeros, Mancebo, triste, clamó: "Si de verdad se aplicara el código ético, sólo podría correr el Tour Leblanc".
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