El campo de la invención
En los años sesenta Luis Gordillo (Sevilla, 1934) inició una serie de experimentos plásticos enormemente originales que, desde entonces, no sólo sorprenden al público sino que han generado interés y expectación entre los propios pintores. Tal vez, lo más interesante de aquellos trabajos es que no se acabaron en sí mismos sino que han sido seminales en el resto de su obra. Los recursos creativos e imaginativos ideados entonces por Gordillo no se han convertido en fórmulas muertas sino que poseían en sus orígenes la posibilidad de ser desarrollados de múltiples maneras que el artista ha sabido reconocer, recorrer y explotar, de forma que en la obra última siguen estando presentes.
LUIS GORDILLO
Galería Marlborough
Orfila, 5. Madrid
Hasta el 24 de junio
El procedimiento plástico
ideado por Gordillo consiste en la investigación sobre una serie de recursos, entre los que están la fragmentación, la repetición, el giro, la simetría y la inversión cromática. Estos recursos compositivos los comenzó aplicando sobre figuras más o menos reconocibles o sobre trazos automáticos que, tras ser sometidos a algunos de estos procesos, se volvían abstracciones irreferenciales que, sin embargo, dejaban intuir la existencia de un orden o de una fórmula de composición que permitía que la mayoría de esos fragmentos, de origen banal, cobraran contundencia visual y consistencia plástica.
El éxito que cosechó Gordillo con su original manera de plantear el cuadro le podría haber conducido a la esclerosis, enfermedad artística muy extendida, pero estas últimas obras confirman que el pintor sigue avanzando y que la fórmula no se ha agotado. En cierto sentido, la incorporación de otros medios, como la fotografía, que ha pasado de ser un vehículo auxiliar de trabajo a convertirse en obra, y del uso de nuevos soportes, como la lona plástica microperforada que admite técnicas de impresión digital, le permiten al artista distanciarse de su obra y trabajar sin ataduras. Efectivamente, sus pinturas parecen cada vez más frías, no sólo por los tonos cromáticos empleados, y más mecánicas, algo que se hace evidente en las fotografías. Así, cobra protagonismo el método compositivo, que es el collage de elementos colocados siguiendo simetrías especulares estrelladas y repeticiones desplazadas, por encima de la pulsión de las pinceladas, el contraste de los colores o la insinuación de las figuras, que suelen ser los valores más característicos de la pintura actual. Por último, en estas obras se sigue manteniendo un alto nivel de extrañamiento que aleja a los cuadros de cualquier referencia a aquello que llamamos la realidad, situándolos en el campo de la más pura invención. Ese mundo extraño es lo más apreciado y característico de la obra de Luis Gordillo.
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