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"No sabíamos de dónde vino el disparo porque no había ningún control"

El primo del joven fallecido en Jimena dice que no cree que el suceso fuera fortuito

Los familiares del joven de 21 años Miguel Clavijo Escarcena, fallecido el martes tras recibir un disparo del arma reglamentaria de un agente de la Guardia Civil en Jimena de la Frontera (Cádiz), no creen que el hecho fuese fortuito. Así lo dijo ayer Francisco Clavijo, primo del fallecido, en el cementerio municipal de Botafuegos (Algeciras). Francisco Clavijo señaló: "Estamos hablando de un profesional de un Cuerpo de Seguridad y no de una persona cualquiera que maneja una pistola".

Además, el primo del fallecido, que era uno de los acompañantes de Miguel en el momento de su muerte, insistió en que "se escuchó un ruido". "No sabíamos de dónde vino el disparo porque no había ningún control", comentó. Francisco Clavijo explicó que, una vez concluido el trabajo, habían estado comiendo en un restaurante de la estación de Jimena y viajaban de vuelta a casa, cuando se escuchó un disparo y "Miguel cayó fulminado contra el parabrisas de la furgoneta".

Según manifestó el testigo y familiar del fallecido, "la velocidad a la que íbamos sería de unos 40 kilómetros por hora, porque se aproximaba una curva". "Yo viajaba en el asiento del centro de la furgoneta, porque conducía un trabajador de la empresa y Miguel llevaba la ventanilla abajo y el brazo por fuera cuando recibió el disparo". "Después, el guardia civil salió del monte, llorando y gritando: '¡Lo he matado!", añadió el primo de la víctima.

Según María Clavijo, tía del fallecido, "fue su primo quien le pidió que le echase una mano esa mañana en los trabajos que estaban realizando en Jimena con la empresa familiar que se dedica a la realización de sondeos y perforaciones de pozos".

La tensión y la rabia se apoderaron de los familiares del fallecido a su llegada a la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras pasadas las 20.00 del martes, sólo cinco horas después del suceso. Algunos familiares de la víctima llegaron a protagonizar incidentes de carácter leve en las dependencias de la Guardia Civil algecireña, donde, según fuentes del cuerpo, "hubo incluso quien intentó desarmar a un agente, tras lanzar varios asientos al aire".

Ya en la mañana de ayer, la familia de la víctima esperó que concluyese la autopsia del cadáver del joven, que fue trasladado hasta Estepona (Málaga) -localidad de la que era natural y vecino- pasadas las 14.00. El sepelio tendrá lugar al mediodía de hoy.

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Por otra parte, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de San Roque mantiene el secreto del sumario. Desde el instituto armado hubo ayer total hermetismo sobre la situación en que se encuentra el agente que causó la muerte del joven al manipular su arma por motivos desconocidos.

No obstante, fuentes del cuerpo aseguraron que el guardia civil se encuentra en su domicilio de Estepona, ciudad de la que casualmente también era natural y vecino el fallecido. El agente, cuya identidad no ha trascendido, está sedado, al permanecer inmerso en una grave crisis emocional desde que ocurriesen los hechos del martes mientras participaba en un servicio de vigilancia junto a una patrulla de la unidad de Policía Judicial de La Línea de la Concepción. Los agentes trataban de localizar un vehículo sospechoso que nada tenía que ver con la furgoneta de la empresa Cartuja, en la que viajaban los tres trabajadores, antes de que se produjese el trágico suceso a la altura del kilómetro 23 de la A-405 a su paso por Jimena.

La situación en que se encuentra el agente llevó ayer a Fernando Carrillo, presidente de la Asociación Unificada de la Guardia Civil a pedir "que no se hagan juicios paralelos y se tenga cuidado con lo que se dice y cómo se dice, porque se pueden sembrar y acrecentar dudas". Carrillo hizo alusión al caso Roquetas para intentar evitar que se filtre a los medios información que pueda repercutir en la investigación.

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