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Crónica:Baloncesto | Cuartos de final de la Liga ACB
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los triples salvan al Barça

El Madrid no puede forzar el quinto partido y queda fuera de la Euroliga

Hace muchos años, Helenio Herrera pronunció una famosa frase que inmediatamente pasó a la historia. Con diez se juega mejor que con once, dijo el peculiar técnico italiano y se quedó tan ancho después de desafiar a la lógica. Para lograr un sufrido pase a la semifinal de la Liga, el Barcelona hizo algo parecido. En su caso, tirar más veces por los tres puntos que por los dos. Para que luego digan que cuanto más cerca estés más fácil resulta encestar. Le salió bien. Menos mal, porque la eliminatoria se le estaba complicando en demasía gracias a la conmovedora persistencia del Madrid. Con una desventaja notoria en todos los aspectos del juego, limitados hasta decir basta en hombres y posibilidades tácticas, los jugadores de Maljkovic cerraron su negativa temporada con una demostración de orgullo, peleando hasta la extenuación en una situación tan desfavorable que terminaron por despertar el aplauso de todos.

REAL MADRID 68 - W. BARCELONA 83

Real Madrid: Sonko (9), Bullock (10), Videnov (0), Reyes (24), Hernández Sonseca (5) -cinco inicial-; Scales (13), Sinanovic (7) y García (0).

Winterthur Barcelona: Williams (13), Navarro (19), De la Fuente (6), Fucka (12), Marconato (6) -cinco inicial-; Grimau (3), Basile (10), Kakiuzis (8), Burusis (2) y Trias (4).

Árbitros: Arteaga, Redondo y Perea. Sin eliminados.

12.100 espectadores en el Palacio Vistalegre.

1º CUARTO: 21-31

2º CUARTO: 14-18

3º CUARTO: 18-12

4º CUARTO: 15-22

Ganó el Barça porque tenía que ganar. Sólo viendo la formación de las plantillas antes del comienzo del partido se llegaba a la conclusión de que un triunfo local entraba dentro de la categoría de lo milagroso. Y el viernes ya se había producido uno. Mientras en un banquillo las municiones parecían inagotables, en el otro eran mínimas. El Barça venía con 11 jugadores de categoría, aleros tiradores, especialistas defensivos y una batería de pívots para poner y quitar. El Madrid, por su parte, se tenía que encomendar a un pívot novato de 2,20 hasta ahora desconocido en la cancha y del que sólo se sabía que el pasado viernes fue clave en la victoria que había alargado la serie. Agarrarse a un clavo tan poco contrastado explica el grado de desesperación en el que se encontraban los blancos después de sus innumerables bajas.

Como ocurrió en el tercer partido, el Barça salió dispuesto a no alargar más el debate. Navarro hizo de chico para todo y lo que no anotaba él se lo daba al compañero mejor situado. En siete minutos la distancia era notoria (11-20). A partir de ahí el partido entró en una dinámica repetitiva. Mientras el juego transcurría por vericuetos más o menos ortodoxos, el Barça mantenía el dominio en el marcador. Pero cada cierto tiempo el encuentro se descontrolaba táctica y emocionalmente y salía a relucir lo inasequible al desaliento que resulta este Madrid. Casi siempre a la heróica, una y otra vez evitaba que los azulgrana remataran la faena. Si en el descanso la cosa pintaba negra (35-49), al final del tercer cuarto todavía mantenía las esperanzas (53-61). Unas veces era Scales, otras Sonko, siempre Felipe Reyes, inconmensurable en su rendimiento y admirable aún más por su lucha contra todo el arsenal contrario. El asunto tenía mérito, sobre todo viendo que, una tarde más, Bullock era maniatado por De la Fuente y Basile hasta hacerle intrascendente. El norteamericano, enfrentado a dos jugadores más altos, con gran envergadura y suficientemente rápidos, ha vivido un infierno en esta eliminatoria. Pero, a pesar de todo, se llegó a la zona de definición con el partido más vivo y coleando que nunca (56-61 a falta de 8 minutos).

El Barça había entrado en una de esas dinámicas ya vistas otras veces en esta temporada en donde parece superado por los acontecimientos. Sus ataques llegaban siempre a los últimos segundos de posesión, perdía balones inexplicables y permitía que los contrarios se fuesen rearmando moralmente. Pero, problemas aparte, es indiscutible la contundencia que puede llegar a tener en un determinado momento. Cuando más perdido parecía, clavó cinco triples consecutivos, casi siempre en los últimos segundos de posesión (dos de Kakiouzis, otros dos de Williams y uno de Basile), que dieron el carpetazo (62-76 a cinco minutos del final).

Con cada uno de estos cinco mazazos se fueron extinguiendo las pocas fuerzas que les quedaban a los madridistas, a los que les vino todo el cansancio del mundo encima cuando se dieron definitivamente cuenta de que aquello no tenía arreglo.

El Barça sigue adelante, aunque no tiene motivos para sentirse especialmente seguro con vistas a su enfrentamiento contra el Tau. El Madrid echa el cierre a una temporada frustrante, alejado de la Euroliga para la temporada que viene y con unos cuantos agujeros que tapar. Es una lástima, pues su esfuerzo merecía mejor recompensa, pero tantos errores en la formación del equipo y tanta mala suerte en estas últimas semanas no podían tener distinto final que éste.

Fucka y Felipe Reyes disputan el balón bajo el aro.
Fucka y Felipe Reyes disputan el balón bajo el aro.EFE

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