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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Superficial

Aunque parezca imposible, no sólo de fútbol vive la televisión. El martes, en Channel nº 4 (Cuatro), Boris Izaguirre aprovechó que se hablaba fugazmente de la Champions para saltar a Eurovisión, ese festival de frivolidad audiovisual que identifica un continente mutante. Izaguirre aporta al formato de magacín su incontinente sentido de la anécdota-espectáculo. En la sección protagonizada por corresponsales, se observa que los periodistas extranjeros ya se comportan como los indígenas: hablan y gritan todos a la vez, enfrascándose en debates cada vez más frívolos y, por consiguiente, muy televisivos. Izaguirre es un virtuoso de la frivolidad. Grita, exagera, imposta, interrumpe, aplaude, se entusiasma defendiendo causas petardas, profundiza en un detalle de la moda (el color carne de la ropa interior, por ejemplo) y exprime todos los matices de lo superficial (un nuevo superhéroe: Super Ficial).

Viéndole, me recordó un artículo de Bruce Beresford que empezaba diciendo: "Creo que las personas que desprecian la moda son superficiales". En una dirección muy parecida a la de Izaguirre, Beresford argumentaba así su elogio de lo superficial: "La superficie es el perímetro resplandeciente de nuestra existencia, igual que la superficie de la tierra en la que vivimos. Debajo de ésta sólo encontramos una materia informe, ininteligible. ¿Por qué entonces la superficie tiene tan mala reputación?".

Manuel Torreiglesias (Saber vivir, TVE), en cambio, es un virtuoso de lo trascendente. A las 10.58 de ayer le dio por reprender al cocinero Sergio por no haberle invitado nunca a su casa. Es una forma de sacarle provecho a un personaje que tiende a reñir, sermonear y presumir de lo mucho que ven su programa en China. Incluso se refirió a una estudiante que, al recibirle en Pekín, le contó que utilizaban su programa para aprender chino. El doctor Gutiérrez, colaborador habitual de Torreiglesias, le corrigió. "Será para aprender español, no chino", dijo. Pero yo sospecho que don Manuel tenía razón y que su programa es en chino.

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