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Reportaje:Atletismo | Radiografía de un récord

"Batman con un cohete de gas"

La gran amplitud de zancada y la fase lanzada de la carrera, claves que han convertido a Justin Gatlin en el hombre más rápido de la historia

Carlos Arribas

Leonard Scott, un buen sprinter norteamericano, un buen amigo de Justin Gatlin, también, desde sus tiempos en la universidad de Tennessee, lo explica muy gráficamente: "Es como Batman. Tiene un cohete de gas para el final". Es una forma de intentar describir la seña de identidad más marcada del nuevo recordman mundial de los 100 metros, la manera en que el hombre más rápido del mundo negocia la fase lanzada de la carrera, cómo según el parecer de todos los espectadores Gatlin sigue acelerando y progresando mientras sus rivales parecen paralizarse cuando, en realidad, y como todos, está en plena fase de desaceleración.

Eso, y la zancada, la gran amplitud de zancada, que le permitió recorrer los 100 metros el viernes de los 9,76s en sólo 41 pasos -16 en la fase de salida, aún medio agachado, con el freno de gravedad adelantado y todos los músculos empujando en poderosa aceleración; 25 en la fase lanzada-, dos y medio menos que Carl Lewis cuando dejó en 1991 el récord mundial en 9,86s. "Y Lewis", recuerda Valentín Rocandio, "fue precisamente el atleta que revolucionó los 100 metros con su amplia zancada, el tronco vertical, la rodilla alta en la fase lanzada, los apoyos muy cerca de la vertical de su cadera. Desde que surgió Lewis, todos buscan ese modelo, y después de mazacotes como Ben Johnson o Maurice Greene, hemos llegado a una época en que todos los sprinters son así, muy altos, rondando el 1,85, y destacando en la fase lanzada, no tanto en la de aceleración, como Johnson, por ejemplo. Y Gatlin, que mide justamente 1,85 metros, dos centímetros menos que Asafa Powell, es el más consistente entre ellos. Es el más fluido, más aún que Powell, y corre bastante más relajado, sin la crispación típica de los de la morfología bola de cañón".

El estadounidense recorrió el viernes los 100 metros en 9,76s con tan sólo 41 pasos

"En los dos últimos años", añade Manolo Pascua, entrenador del velocista portugués Francis Obikewlu, "Gatlin ha cogido más músculo, ha pasado de 79 kilos a 83 u 84. Y eso es más potencia, porque ahí no hay grasa. Además, está corriendo técnicamente mejor. Baja el pie más activo".

Y estos dos detalles llevan de nuevo el análisis al asunto de su zancada, alrededor del cual gira toda su carrera. "Ha mejorado, en efecto, los apoyos en la salida. Antes intentaba incorporarse demasiado rápido y ahora corre más tiempo agachado", dice Rocandio; "el resto es la mejora en su zancada. Todos los descensos de tiempo de un velocista se basan en un aumento de zancada, no de frecuencia, que es un parámetro que ya queda prácticamente fijado a los 12 años. La amplitud mejora, evidentemente, según el atleta va creciendo y depende en gran medida de la longitud de sus piernas, pero también de un trabajo muscular específico. Y así, mientras la hipertrofia de cuádriceps o los glúteos influye en la velocidad, o sea, en la frecuencia con que se dan los pasos, el desarrollo de los isquiotibiales o del psoas-ilion, de los músculos flexores, permite aumentar la amplitud de zancada. Y eso, comparando fotos de Gatlin de 2004 y de ahora, es lo que se puede apreciar".

"Pero, en realidad, lo que permitió a Gatlin batir el récord el viernes, aparte de unas condiciones ideales de viento [1,7 metros por segundo] y de temperatura [30 grados], fue la participación del nigeriano Olusoji Fasuba en la carrera", advierte Pascua. "Francis, que también corrió, me dijo por teléfono que él pensó que Fasuba se había escapado".

Fasuba, de madre jamaicana y padre nigeriano, sobrino del gran Don Quarrie (campeón olímpico de 200 metros en Montreal 76), es un hombre conocido por su salida eléctrica. El viernes, en efecto, salió por delante de Gatlin, quien sólo pudo igualarle a los 60 metros. Luego, en los últimos 40, cuando entró en acción su cohete de gas a lo Batman, Gatlin le sacó ocho centésimas. "Pero antes había sido la liebre perfecta, el hombre que hizo superarse a Gatlin". Y mientras el ciclón de Brooklyn batió el récord mundial, los 9,84s de Fasuba le valieron igualmente la plusmarca de África.

Curiosamente, Powell, más alto, más compacto, más frágil, menos consistente que Gatlin, es más alto, más grande, y tiene menor zancada. Para conseguir el año pasado 9,77s, el récord que por una sola centésima batió Gatlin el viernes, el coloso jamaicano necesitó 45 zancadas, cuatro más que Gatlin, lo que en el fondo, es un detalle que dice más de su potencial para mejorar que de su incapacidad. "Creo que soy capaz de correr los 100 metros en 9,60s", dijo ayer Powell en Santo Domingo, donde prefirió correr un relevo con el equipo jamaicano que enfrentarse en solitario, y a distancia, a la comparación con Gatlin. Para ello le bastará con mantener su fenomenal frecuencia, muy similar a la de Maurice Greene, que mide 1,79 metros y ha basado siempre su velocidad en ese aspecto, y ampliar simplemente un poco su zancada.

Justin Gatlin, en la carrera en la que batió el récord mundial.
Justin Gatlin, en la carrera en la que batió el récord mundial.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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