Barrichello se libera

Cuando a finales del año pasado, Rubens Barrichello anunció que abandonaba Ferrari para incorporarse a Honda, pareció que se liberaba por fin del yugo a que le tenía sometido Michael Schumacher y que podría comenzar a volar solo. "Cuando luche contra Michael ya no sonará mi radio para frenarme", afirmó el piloto brasileño.

Pero la verdad es que la radio tampoco hubiese sonado porque en ninguna de las cinco carreras que se llevan disputadas este año Barrichello ha conseguido acercarse a su ex compañero de equipo. Sus resultados en Honda fueron horribles en las primeras carreras, hasta el punto de que su propio equipo empezaba a cuestionarse incluso su continuidad. "Aún no está familiarizado con el coche. Hay ciertas cosas del coche que no le gustan", afirmaba Nick Fry, director del equipo, buscando justificaciones a su fichaje estrella, pero pensando en la posibilidad de prescindir de él por bajo rendimiento en el próximo mes de julio, aprovechando la cláusula de rendimiento que suele aparecer en todos los contratos.

Todo eso era cierto. Barrichello había estado pagando el hecho de que el bólido blanco había sido diseñado exclusivamente de acuerdo con las directrices marcadas por el primer piloto de la escudería, el británico Jenson Button. Y a él le costaba ajustar el set-up y sentirse cómodo en un vehículo cuyos pesos no se habían distribuido en función de su criterio. "La adaptación no fue fácil", indicó el propio piloto. "Pero al final hicieron algunos retoques en las suspensiones y en la aerodinámica que me permitieron sentirme cómodo".

En las cuatro primeras carreras, Barrichello sólo entró en los puntos en Australia, donde acabó séptimo, y nunca había conseguido estar a la altura de su compañero, Jenson Button. No era eso lo que se esperaba de un piloto experimentado y curtido, que ha ganado 9 carreras, ha logrado 13 poles y ha subido 61 veces al podio, aunque sólo 6 lo lograra antes de entrar en Ferrari. Honda le hizo un contrato de tres años a razón de 10 millones de euros por temporada. Y cuando se ofrece todo eso, hay una exigencia latente que puede pasar factura en cualquier momento.

Pero ayer, en Nürburgring, Button, que fue adelantado por Raikkonen como una exhalación en la cuarta vuelta, abandonó con problemas de motor en la 28ª, y eso permitió al brasileño acabar por primera vez por delante de él. "La quinta plaza no es el resultado que esperábamos, pero al final no teníamos ritmo", aseguró Barrichello. "He batallado con los balances del coche y estoy contento porque, al menos, he podido sumar algunos puntos. Esperemos que las cosas vayan mejor en Barcelona". No sólo lo espera él, sino también su equipo.