El complemento obligado
Osasuna se vio forzado a fichar al camerunés Webó para poder hacerse con los servicios de Morales
Con sólo 17 años, un agente prometió a Pierre Achille Webó (Camerún, 1982) que le iba a llevar a España a jugar en Primera División. Sin embargo, junto a un grupo de jóvenes futbolistas cameruneses, recaló en la Liga de Uruguay, en el Nacional de Montevideo, sin demasiadas explicaciones. "Era un equipo muy fuerte, con nueve delanteros centro y seis internacionales en esa posición. Cada vez que jugaba, devolvía la confianza con goles", explica ahora, asentado ya en Osasuna, después de que el club aceptase su fichaje por obligación.
En 2002 la directiva de Osasuna se fijó en Chengue Morales, uno de los nueve arietes del Nacional, para paliar su siempre deficitaria renta goleadora. Morales era la extraña obsesión de Patxi Izco, el presidente. Al entrenador Javier Aguirre las cualidades técnicas de Morales no le satisfacían. Aguirre no quería al uruguayo en su equipo. Pero su opinión fue ignorada.
El agente de Morales, Paco Casal, fijó las condiciones del contrato: dinero (2,8 millones de euros, récord en la historia de Osasuna), duración, sueldo, y una cláusula imprescindible: si Izco quería fichar al Chengue, tendría que llevarse también a Webó. Tal vez el camerunés piense en su traspaso relacionándolo con el Festival del Complemento de El Corte Inglés. Tal vez piense en sombreros, cinturones y gafas. "Fui el complemento de la operación y el acompañante de Morales", asegura entre risas. Izco accedió y, sin que Webó llegase a pisar Pamplona, lo cedió al Leganés, de Segunda. En el equipo madrileño, apenas contó con un par de oportunidades de disputar partidos como titular. El resto del tiempo, el joven delantero se comía las uñas en el banquillo. "Pero el fútbol tiene muchos cambios y nunca se sabe qué te puede ocurrir si trabajas con humildad", analiza el delantero.
Resignado, al año siguiente Aguirre, permitió que Webó entrenase con el primer equipo en pretemporada para que no perdiese la forma y así buscarle una salida digna y sin costes en el fútbol europeo. Todo eran prejuicios contra el eléctrico ariete. Pero Aguirre, ante todo, mira el compromiso. El mexicano le fue dando coba en los entrenamientos hasta que se plantó ante la directiva y les solicitó la continuidad de Webó, ya que era la pieza que faltaba en la delantera, demasiado plagada de 'tanques' y con escasa movilidad. "Aguirre conmigo se ha portado muy bien desde el principio. Tenemos una relación de padre e hijo", indica.
El pasado verano, Osasuna decidió vender a Morales y quedarse con el "complemento". "Cada vez que salto al campo, trato de responder la confianza del míster", explica ahora, en referencia a los goles. Esta temporada lleva seis, "los mismos que la pasada temporada y creo que tendría que marcar más", asegura el exigente futbolista, siempre el último en retirarse de los entrenamientos, tras tandas extras de abdominales o carreras. "Mi sueño desde siempre era jugar en la Liga. En mi Bafoussam, a 400 kilómetros de la capital , las condiciones eran muy precarias y tuve que luchar contra viento y marea hasta que se fijaron en mí. Por eso les digo a los chavales que trabajen todo lo que puedan con humildad", asegura. Aunque reconoce que ya no se viven historias tan rocambolescas como la suya. "Antes preguntaban por futbolistas africanos a los jugadores. Ahora, cualquier equipo europeo manda a Camerún a un ojeador", asegura.
De momento, para el partido de hoy ante el Madrid, el camerunés se muestra decidido. "Sólo pensamos en la victoria", dice. Si marca conseguirá su mejor registro desde que está en España. Un premio para él y para Osasuna, cuya extraña política de fichajes no ha demostrado ser peor que la del Madrid, que se ha gastado 90 millones en jugadores esta campaña. De hecho, hoy Webó y Osasuna podrían superar al equipo blanco en la tabla de clasificación.
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