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Reportaje:Fútbol | Semifinales de la Liga de Campeones

Iniesta hace realidad su sueño infantil

El joven centrocampista azulgrana, que recibió los elogios de todos, se llevó el balón del partido firmado por sus compañeros

A ratos, parecía que, sobre el césped, los jugadores vestidos de azulgrana eran mayoría, que los de blanco eran uno menos y que por eso, en el medio campo, siempre había uno de más, solo, para recibir el pase, para tocar, para tirar la pared. "Es síntoma de que estamos jugando mejor", afirmó en el descanso Txiki Begiristain, director técnico del Barcelona. Luego, la cosa se torció. "Ha habido un momento que han mandado ellos", reconoció Andrés Iniesta después de la ducha, feliz porque su equipo supo atender la exigencia y defenderse. "Por eso hemos llegado a la final. Porque, además de hacer cosas bonitas, de tocar y tocar, de meter goles, también sabemos sufrir", dijo el de Albacete, que, anoche, contra el Milan, jugó a tan alto nivel que, ya con la clasificación en el bolsillo, Valdés se rindió a su grandeza: "Ha jugado un partido maravilloso. El equipo ha estado soberbio, pero lo de Andrés tiene un mérito terrible".

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Y es que Andresito, como le conocen en el vestuario, "le echó un par", según Eto'o, y se ofreció, tocó, condujo y recondujo tantas veces el juego como se hizo necesario. A imagen y semejanza de lo que ocurrió en el partido de ida, la vuelta tampoco le vino grande. Poco le importó tener delante a Costacurta, 40 años recién cumplidos contra 22 -"en Segunda B había jugado contra gente que podía ser mi padre, pero a este nivel nunca", bromeó después"-, o Seedorf, con el que mantuvo un duelo espectacular y que le saca ocho años y tres Copas de Europa. Pidió la pelota, se movió y la movió. Y, cuando no la tuvo, la robó. "Defensivamente, trabaja con determinación porque, mentalmente, es muy fuerte" le elogió Márquez. "Parece que sólo robamos pelotas Edmilson, Deco o yo, pero se ha llevado muchas", dijo el mexicano.

Las estadísticas dicen que ayer Iniesta recuperó muchos más balones de los que perdió. Por eso Frank Rijkaard le prefirió antes que a Van Bommel. El holandés ya pasó por una semifinal contra el Milan el año pasado, cuando defendía los colores del PSV Eindhoven, y tiene más poderío físico y más recorrido, pero el cuerpo técnico quería la pelota. Por eso apostaron por el hijo del albañil, por el jugador manchego que, según Eusebio Sacristán, cuando coge el esférico, "tiene nivel mundial".

Iniesta también supo jugar sin balón. Presionó como el que más cuando mandaron los de Carlo Ancelotti y nunca perdió la posición, usando tanto la cabeza como las piernas cuando fue menester. Activó buenas contras cuando vio espacios o tocó con paciencia haciendo correr al rival, como le había pedido Rikjaard, que encontró en el número 24 el relevo natural de Xavi cuando el de Terrasa se rompió mediada la temporada. No le defraudó nunca Iniesta y no lo hizo ayer. Tenía que hacer correr al Milan y detrás de él los milanistas corrieron en vano. "Andresito lleva un mes para enmarcar", dijo Txiki. "Excelente, ha jugado un partido excelente", señaló Puyol, el capitán, que no quería desmerecer a nadie, pero tampoco olvidarse de él: "Es un gran jugador. Lo ha demostrado antes y lo ha vuelto a dejar muy claro otra vez esta noche".

En el palco, Luis Aragonés, el seleccionador español, tomó buena nota de lo que vio. A Rijkaard no le hizo mucha falta. "Yo siempre le he considerado un gran jugador. Lo ha demostrado otra vez contra el Milan, trabajando igual de bien en la versión ofensiva que en la defensiva".

Al final del encuentro, Iniesta se fundió entre los múltiples abrazos que le ofrecían sus compañeros. Luego, arrastrado por la euforia de todos, se quedó en medio de la melée que produjeron involuntariamente en el centro del campo. Pero él, durante todo ese tiempo, pensaba en otras cosas. Sobre todo, en cómo pedirle al colegiado que le diese la pelota. Sabía que había completado un gran encuentro y quería llevarse el esférico como recuerdo. Algo inhabitual; sólo se quedan con el balón aquellos jugadores que logran un hat-trick (tres goles en un mismo partido). Finalmente, el chico tímido, incluso introvertido, se atrevió a ir al cuarto del colegiado. Éste, sin pega alguna, le concedió el deseo. La plantilla, feliz por su gesta, tanto dentro del campo como fuera de ella, se arrancó a firmarle la pelota. Así lo quería Iniesta, el motor del Barça anoche.

"¡Sí, sí, sí, nos vamos a París!", coreaba la grada emocionada mientras Iniesta, emocionado, abrazaba a Márquez, Eto'o y a Valdés, y comprobaba que su sueño de infancia se había hecho realidad. El niño que colgó un póster de Guardiola sobre su cama ha crecido tanto que ahora es Pep, desde México, quien disfruta viéndole a jugar. Ayer Iniesta cogió la pelota y se llevó al Barça al Stade de France. Cuando salía del vestuario, con la voz absolutamente ronca -"en el campo uno tiene que comunicarse y hoy me ha tocado hablar mucho porque así lo exigía el Milan"-, aseguró con la cara de un niño: "Nunca he estado en París". Ya camino de casa, muy cerca del Camp Nou, Andresito confesó: "Esta noche no duermo. Demasiadas emociones". Se acabaron los sueños: le espera la Champions.

Iniesta se dispone a interceptar un pase forzado de Kaká por delante de Puyol.
Iniesta se dispone a interceptar un pase forzado de Kaká por delante de Puyol.ASSOCIATED PRESS

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