Un estadio paradisiaco
Schalke es un barrio más de la tampoco demasiado aparente Gelsenkirchen. Pero su equipo de fútbol, fundado hace 102 años, es uno de los principales catalizadores de afecto y espectáculo de los cinco millones de habitantes que viven en la industrializada zona del Rhur. El club, con el nombre de la barriada donde nació y el apellido del año en el que lo hizo, es uno de los equipos clásicos de la competición alemana y vencedor de la Copa de la UEFA. No está nada mal, pero su casa, el campo de Veltins Arena, es propio de verdaderos dioses olímpicos.
Para la FIFA tiene seis estrellas, la máxima categoría alcanzable, porque si no le habrían dado más. El estadio se inauguró en 2001 con la vista puesta en la fase final del Mundial de este verano. Su aforo es de 61.000 espectadores y su construcción costó 192 millones de euros, que, según la página web del club de Westfalia-Renania, se sufragó con aportaciones de capital privado.
Al igual que muchos de los estadios europeos, el Veltins Arena está situado en una zona semiboscosa y a un escaso centenar de metros de la ciudad deportiva del Scalke 04. Su aspecto es visible desde muy lejos a causa de la cubierta blanca que lo corona. El techado está formado por una estructura tubular metálica sobre la que se extiende una cobertura textil de color blanco. Los días en los que no llueve ni nieva, el techado se abre hasta dejar vano un espacio algo menor que el terreno de juego. Para que la parte que cobija del frío a los espectadores no complique la vida al césped, el estadio cuenta con un espectacular sistema hidráulico que saca el terreno de juego al exterior con el fin de que le dé el sol sólo cuatro horas. Este sistema permite, además, que se utilicen las instalaciones un día para un concierto de U2 o Bruce Springsteen y al siguiente se juegue sobre un terreno sin mácula, como ya ha sucedido. Y es que el concepto de espectáculo está mimado en el Veltins Arena. De la estructura cubierta cuelgan cuatro pantallas de 35 metros cuadrados por las que se pueden ver imágenes de partidos previos o entrevistas a pie de césped. El estadio cuenta con un sistema de sonido que alcanza los cien decibelios, que suelen ser algunos más cuando el equipo salta al campo al son de la canción Hell's bells, del grupo australiano AC-DC.
El estadio alberga 35 bares, medio centenar de puestos de comida rápida, 25 cafeterías, instalaciones alimentadas por una tubería de cinco kilómetros por la que en los días de partido llegan a circular 50.000 litros de cerveza.
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