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Entrevista:FEDERICO D'ELIA | Actor de 'Los simuladores' (Cuatro)

"Me llena de orgullo que un programa chiquito, de cuatro amigos, viaje por el mundo"

Es el intelectual, la razón y el cerebro de un equipo de justicieros que vela por los más débiles. Sofisticado y políglota, habla bajo, camina pero nunca corre, sabe de vinos, ópera, caballos y pintura. Éste es el perfil de Mario Santos, el personaje que interpreta Federico d'Elia (La Plata, Argentina, 1966) en la serie Los simuladores (Cuatro). Creador de la versión argentina, que emitió Telefé en 2003, con notable índices de audiencia, repite papel en la entrega española.

Pregunta. Usted es una de las cabezas pensantes de la edición original argentina. ¿Cómo se les ocurrió la idea de Los simuladores?

Respuesta. La idea madre nació de la cabeza de cuatro actores amigos. Convocamos a un conocido nuestro que tenía el proyecto guardado en un cajón. Lo presentó al grupo y se empezó a desarrollar.

P. ¿Y qué diferencia hay entre las dos versiones?

R. El 85% de la serie es igual, quizá la mayor disparidad es que en Argentina los que habíamos pensado el formato éramos también los actores. Acá hay más gente que opina, como Cuatro o los productores Sony y Notro Films.

P. ¿Conocía a sus compañeros de reparto?

R. No, y me llevé una grata sorpresa. Uno de los secretos del programa tiene que ver con la relación entre los simuladores, y allá había mucho terreno ganado, ya que éramos amigos. Ése era el temor que tenían mis compañeros españoles, después de ver varios capítulos argentinos. Pero enseguida comenzó a fluir todo entre nosotros.

P. Hablan de Los simuladores como los Robin Hood del siglo XXI y los equiparan a series como El equipo A o Misión imposible, incluso con la película El golpe. ¿Con qué comparación se siente más identificado?

R. Algunas son más cercanas y otras más gruesas. Yo creo que el estilo se parece a Misión imposible, pero con historias más cotidianas, y también a El golpe. Pero nada más lejos que relacionar la serie con El equipo A. En Los simuladores, la resolución tiene que ver con el ingenio más que con la fuerza.

P. ¿Cómo es Mario Santos?

R. Es frío, distante y le cuesta relacionarse. Todo tiene su porqué, ya que se quedó viudo muy joven. Le hubiera gustado que el tiempo se hubiese detenido en los años sesenta o setenta. No se lleva mal con la tecnología, pero prefiere dejarla de lado a no ser que la necesite. Y si el objetivo que persigue es noble se implica de lleno.

P. En el enfrentamiento de las fuerzas del bien, o sea los simuladores, contra las del mal siempre ganan los buenos. Ojalá en la vida real se pudieran combatir así las tropelías.

R. Sí, sería fantástico. En Argentina, el gran éxito de Los simuladores tuvo que ver con esa necesidad en un momento en que el país se caía a pedazos.

P. Ustedes manejan su propio concepto de la justicia y, a veces, los métodos que utilizan son políticamente incorrectos. ¿El fin siempre justifica los medios?

R. Sí, aunque no hay que olvidar que esto es ficción y los espectadores siempre desean que los superhéroes ganen. En España está más suavizado, pero en Argentina remarcábamos que trabajábamos por dinero, e incluso nos regodeábamos en ello.

P. En la presentación de la serie dijo que era una locura y un orgullo repetir papel. ¿Qué le gustó de la edición española para aceptar?

R. Tal vez la oportunidad única de venir a trabajar a un país que me gusta y que supone una experiencia de vida para mí y mi familia. El factor dinero es importante, pero no fue esencial para la decisión. También me siento orgulloso que un programa chiquito, de cuatro amigos, viaje por el mundo.

P. ¿Qué tipo de pequeñas o grandes tragedias cotidianas solucionan Los simuladores?

R. Resolvemos problemas que no pueden solucionar la policía o los médicos; asuntos que tienen que ver más con la esencia de las personas que con lo que la vida ordena y manda... Cada semana, para los guiones hay que imaginar universos diferentes, y después encontrar la manera más inteligente e ingeniosa de solventar los casos.

Federico d'Elia.
Federico d'Elia.

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