Nicholas Cozzarelli, profesor de biología y director de la revista 'PNAS'
Nicholas Cozzarelli, Nick, como le conocían sus amigos, profesor de Biología Celular y Molecular de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, y director de la prestigiosa revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA), falleció en Berkeley, en la mañana del 19 de marzo de 2006.
Fue uno de los más grandes expertos y promotores del estudio de la topología del ADN y, a lo largo de esta última década, utilizó la genética clásica, la biología estructural, la enzimología, experimentos con microarrays y técnicas de análisis físico de moléculas individuales para estudiar la separación y segregación de las moléculas de ADN durante su replicación.
Nació en Nueva Jersey, en la costa este de norteamerica, en el seno de una familia de inmigrantes del sur de Italia. Como decía él mismo: "Mi padre era semianalfabeto y siempre creyó que fue la ignorancia la que destruyó su vida". Por eso puso todo su empeño en la educación de sus hijos. Nick estudió en Princeton y Yale. Finalmente, en 1966 obtuvo el título de doctor en Bioquímica en Harvard.
Era un gran entusiasta de la convergencia de disciplinas en la investigación científica y, en particular, de un amalgamiento entre las matemáticas y la biología molecular. Entre sus discípulos se cuentan varios que hoy en día investigan financiados por el prestigioso Howard Hughes Medical Institute, lo que certifica que también fue un excelente profesor de investigación.
Recientemente, Nick visitó Madrid y Barcelona e impartió brillantes conferencias en el Centro de Investigaciones Biológicas de Madrid y en el Instituto de Biología Molecular de Barcelona, ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En ellas describió cómo algunas de las principales enzimas que modulan la topología del ADN, las topoisomerasas de tipo II, son capaces de percibir la conformación global de enormes moléculas de ADN. Esta propiedad les permite reducir el grado de anudamiento del ADN muy por debajo de los valores de equilibrio termodinámico. Este hallazgo asemeja las topoisomerasas de tipo II al utópico demonio de Maxwell (Maxwell's demon), que mantiene el vacío dentro de una botella abierta simplemente dejando pasar moléculas de gas desde el interior al exterior, pero nunca viceversa.
Sin embargo, el hallazgo del que Nick estaba más orgulloso como investigador científico era haber descubierto que algunos antibióticos, como las quinolonas, actúan como venenos de las topoisomerasas. Este descubrimiento, resultado de un estudio de investigación básica no aplicada, tiene hoy en día una gran relevancia en el desarrollo de nuevos antibióticos y agentes anticancerígenos. En alguna ocasión, preguntado sobre qué recomendaría a los estudiantes universitarios que sueñan con llegar a ser investigadores científicos, respondió que les sugeriría aprender humanidades. Cuando lleguen a ser científicos de prestigio, les dijo, pasarán la mayor parte del tiempo escribiendo, leyendo, dando charlas y escuchando. De hecho, pasarán muy poco tiempo en el laboratorio.
Desde su posición como editor jefe de PNAS defendió y luchó por el libre acceso a todas las publicaciones científicas a través de Internet por PubMed Central, dependiente de los Nationals Institutes of Health de EE UU. Varios colegas y discípulos de Nick ya han comenzado a organizar un simposio sobre la topología del ADN que tendrá lugar en Berkeley, California, a mediados de este año en su memoria. Es el mejor homenaje que se le puede hacer.
Jorge Bernardo Schvartzman y Joaquim Roca son investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.
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