Una carrera marcada por dos fusiones
Se va. Íñigo Oriol e Ibarra, que cumplirá 71 años el próximo 8 de junio, deja la presidencia de Iberdrola, la segunda eléctrica del país, en manos del salmantino Ignacio Sánchez Galán. El relevo, en plena agitación del sector energético y eléctrico, fue anunciado hace un año. Será efectivo en el consejo de administración que la compañía celebrará a finales de abril. Pero la de mañana será la última junta general que presida en Iberdrola. Permanecerá, eso sí, como presidente de la Corporación Empresarial de Extremadura; de Asland; consejero de Siemens; miembro de la directiva de la patronal CEOE; vocal del Consejo Superior de Cámaras y presidente de honor de la Cámara de Comercio de Madrid.
Oriol culmina una carrera de medio siglo en el sector eléctrico. Y lo hace en un momento de plena agitación sectorial por las OPA de Gas Natural y E.ON sobre Endesa. E Iberdrola tiene un papel destacado: ha pactado con Gas Natural comprar activos si la oferta de ésta triunfa, lo que supondría convertirse en la primera eléctrica del país. Sería una excelente despedida, aunque eso le ha supuesto la enemistad con Manuel Pizarro, presidente de Endesa, con quien se ha enfrentado en el seno de la patronal Unesa que preside Oriol.
El veterano empresario corona una trayectoria marcada por dos fusiones: la exitosa de Hidroeléctrica Española (Hidrola) con Iberduero a principios de los noventa y la frustrada Iberdrola-Endesa en 2001. En esta operación se encuentran las raíces del proceso de sucesión anunciado por Iberdrola. El fracaso por las exigencias que impuso el Gobierno del PP forzó un primer cambio: su mano derecha, Javier Herrero, consejero delegado, perdió pie. Los principales accionistas, BBVA y BBK, apoyaron el nombramiento de un gestor dinámico, Sánchez Galán, un ingeniero industrial que se había fajado bien en el sector de las telecomunicaciones con Airtel.
Oriol, un hombre con dilatada experiencia empresarial, apasionado de los coches y con cierta cultura política, asumió las consecuencias del fiasco: cedió parte de sus poderes y se dedicó a los asuntos institucionales. El día a día quedó para el nuevo delfín. El anuncio del relevo, algo inusual, fue bien acogido en los mercados y por los analistas.
Oriol abandonará Iberdrola combinando dos estilos de sucesión. En Hidrola, que presidió su padre durante más de 40 años, la sucesión era familiar: Íñigo Oriol por José María Oriol. En Iberduero, ascendía el consejero delegado (así sucedió con Manuel Gómez de Pablos).
En Iberdrola escala a la cúspide Ignacio Sánchez Galán, aunque el apellido Oriol seguirá presente en el consejo. El sillón de los Oriol lo ocupará en 2006 su hijo, Íñigo Víctor Oriol. En el órgano de dirección se mantienen, además, otros dos miembros de la familia Oriol: Antonio María Oriol y Lucas Oriol. Tras el relevo, y al estilo imperante en EE UU, Alemania y Francia, Iberdrola reunirá en la misma persona el cargo de presidente y de consejero delegado.
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