Absuelto el hincha del Depor acusado de matar a otro de una patada
Estuvo ocho meses en prisión preventiva tras entregarse voluntariamente a la policía y ni él mismo niega su presencia en el lugar de los hechos. Pero la Audiencia de A Coruña no ha encontrado testimonios concluyentes para demostrar que Gabriel Rodríguez López, un hincha radical del Deportivo, propinó la patada en el bazo que causó la muerte de un aficionado de su mismo equipo, Manuel Ríos Suárez, el 7 de octubre de 2003, en los alrededores del estadio de San Lázaro, en Santiago de Compostela. Gabriel Rodríguez, Gabi, de 31 años, muy conocido como cabecilla de un grupo de seguidores del Depor denominado Los Suaves, quedó ayer absuelto de los delitos de homicidio imprudente y lesiones, por los que el fiscal pedía para él seis años de cárcel.
Hace dos años y medio, el partido de Copa disputado entre el Compostela y el Deportivo acabó en tragedia. Dentro del campo hubo una carga policial contra seguidores radicales del equipo coruñés que causaron diversos destrozos en las gradas. Los incidentes continuaron en la calle al término del encuentro. Ríos, un hincha del Depor que tenía 31 años y había acudido con su novia, reprendió a otro grupo de seguidores coruñeses que amenazaba a un joven aficionado del Compostela. Se entabló una discusión entre ambos grupos y alguien propinó una patada en el bazo a Ríos, quien falleció antes de llegar al hospital por una hemorragia interna.
Antes de entregarse voluntariamente, Gabi estuvo tres días huido de la policía, que en las horas siguientes al suceso había recabado varios testimonios en su contra. Permaneció ocho meses en la cárcel, que abandonó en junio de 2004 tras pagar una fianza de 9.000 euros.
¿Botas o zapatillas?
En el fallo que se dio a conocer ayer, la Audiencia de A Coruña considera probado que Rodríguez estaba entre el grupo de hinchas que "perseguía y acosaba" al aficionado del Compostela. Rodríguez, según la sentencia, también participó en la discusión posterior con Ríos después de que éste les reprochase su conducta. Es más, la Audiencia constata como demostrado que Gabi "dio un golpe con el pie a una persona". Pero el tribunal alega que no hay ningún testimonio concluyente de que fuese Gabi el autor de la patada mortal. Y el beneficio de la duda que le concede la ley -el principio jurídico de in dubio pro reo- ha permitido su absolución.
La sentencia desacredita por "vaga e imprecisa2 la declaración que prestó en el juicio un testigo protegido. Esta persona dijo en la vista oral que el agresor calzaba unas botas militares negras cuando se pudo comprobar que Gabi llevaba ese día unas zapatillas deportivas blancas. En el momento de la agresión, Ríos estaba acompañado por su novia, quien fue asesinada meses después en un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de droga. La chica también había ofrecido una versión confusa en sus declaraciones a la policía.
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