Las dificultades para frenar la creciente deuda pública

Japón se halla inmerso en un intenso debate sobre si debería fomentar un crecimiento económico hasta llegar a tasas superiores a las de interés a largo plazo para equilibrar de este modo el presupuesto y frenar su creciente deuda pública, un enorme desafío para el Gobierno que además entraña el riesgo de que la economía se resienta.

Así lo aseveró el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Donald Johnston, durante la celebración de un foro organizado por la institución el pasado lunes en Tokio.

Japón debería centrar sus intentos de consolidación fiscal fijando pronósticos de crecimiento acordes para sus escenarios de reforma fiscal a medio plazo, basados en proyecciones de crecimiento cautelosas, pues si éstas son optimistas, fracasará, advirtió Johnston en la capital nipona al ministro japonés de Economía y Finanzas, Kaoru Yosano.

El canadiense Johnston, que tras una década al frente de la OCDE será relevado el 1 de junio por el ex ministro mexicano de Finanzas, José Angel Gurría, instó a Yosano a acelerar los esfuerzos para emprender la reforma fiscal mientras las tasas de interés se mantienen bajas.

La deuda fiscal en circulación en Japón representa un 150% del producto interno bruto (PIB), es decir, el mayor índice de todos los países industrializados debido a que su Gobierno ha inyectado billones de yenes para intentar sacar a la economía de su estancamiento deflacionario tras el estallido de la burbuja financiera en 1990. El ministro de Asuntos Internos y Comunicaciones, Heizo Takenaka, ha propuesto que el Gobierno equilibre el presupuesto estableciendo un crecimiento nominal cercano al 4%.

La OCDE había instado hasta ahora al Banco de Japón a aplazar el incremento de las tasas de interés para ofrecer a la economía más posibilidad de crecimiento, que será de un 2% al menos hasta 2007, ha vaticinado en su último informe de perspectivas globales del pasado noviembre.