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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Anna Moffo, soprano

Su voz y su belleza la hicieron estrella de la ópera neoyorquina

Anna Moffo, una soprano estadounidense muy apreciada por su voz alegre, su vulnerabilidad dramática y su excepcional belleza, falleció el jueves 8 de marzo en el Presbyterian Hospital de Nueva York. Tenía 73 años y vivía en Manhattan. La causa fue una apoplejía, tras haber luchado con las complicaciones de un cáncer de mama durante 10 años, según declaraba una hijastra, Rosita Sarnoff.

Aunque la carrera de Moffo comenzó esplendorosamente, su voz decayó poco antes de cumplir los 40 años. Con su aspecto radiante, pronto se vio atraída por la televisión y el cine, y durante muchos años presentó su propio programa de variedades en la televisión italiana. Aunque su carrera se viera truncada, durante unos 12 años Moffo gozó de un enorme éxito y se forjó un devoto grupo de seguidores en una época en la que para los papeles protagonistas tenía que competir con Maria Callas, Renata Tebaldi y Joan Sutherland.

Aunque la voz de Moffo no era potente, sí era cálida y rica, con suaves tonalidades pastel y unos graves aterciopelados. Una ágil técnica de coloratura le permitía interpretar soberbiamente repertorios para soprano de bel canto, en especial Lucia di Lammermoor. Moffo poseía una concienzuda preparación musical, ya que había estudiado piano, viola y canto.

En 1959, como Susana, en la grabación clásica de Las bodas de Fígaro, de Mozart, para EMI, se supo defender en las escenas con la intimidatoria soprano Elisabeth Schwarzkopf, que interpretaba a la condesa.

Su grabación de La Traviata para RCA, con Richard Tucker y Robert Merrill, sigue siendo muy valorada.

Anna Moffo nació el 27 de junio de 1932 en Wayne, Pensilvania. En 1954 participó y ganó en las audiciones de la Philadelphia Orchestra Young Artists. Con una beca, se fue a Roma a estudiar ópera y dominar el italiano.

Moffo realizó su debut operístico en 1955 como Norina en Don Pasquale, de Donizetti, en Spoleto. Su momento decisivo llegó al año siguiente, cuando fue la protagonista de una producción televisiva de Madame Butterfly, de Puccini, dirigida por Mario Lanfranchi, productor de RCA Victor y RAI. Ella y Lanfranchi se casaron en 1957.

Al advertir su potencial para el estrellato, Lanfranchi la presionó demasiado. Recordando este periodo en una entrevista de 1990, Moffo lamentaba haber interpretado una media de 12 nuevos papeles anuales, todos ellos protagonistas, durante sus cuatro primeros años de carrera, lo que la agotaba.

Su debú en el Metropolitan en 1959 fue en el papel de Violetta, de La Traviata. Las críticas, aunque alentadoras, fueron prudentes. El crítico de The New York Times Harold C. Schonberg escribió que su voz necesitaba "un poco más de personalidad, aunque tiene inteligencia, capacidad, voz e imagen." Moffo pronto se convirtió en una favorita del Metropolitan, y así se mantuvo hasta bien entrados los años sesenta. Apareció unas 200 veces con la compañía.

A finales de los años sesenta, su voz empezó a fallar. En 1969, Moffo provocó un escándalo en Italia cuando pareció estar desnuda en una escena de la película Una storia d'amore. Años después, insistió en que no iba totalmente desnuda.

En 1972, ella y Lanfranchi se divorciaron. Dos años más tarde, se casó con Robert W. Sarnoff, presidente de RCA, que le organizó una campaña promocional, incluida una desacertada grabación de Thais, de Massenet, que tuvo malas críticas.

A finales de los años setenta, Moffo acudió a la profesora de canto Beverly Johnson para volver a poner a punto su voz. El trabajo tuvo cierta compensación: su carrera prosiguió discretamente. Moffo fue una cantante deliciosa y una artista atractiva que huyó de una carrera tradicional para llegar al gran público. "A lo mejor no les gusta lo que hago", declaró en una entrevista en 1972, "pero no podrán decir que soy una sosa".

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