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Reportaje:Fútbol | 25ª jornada de Liga

Regueiro deja de ser invisible

El interior uruguayo pasa de ni siquiera ser convocado a goleador en el Valencia tras cubrir la lesión de Vicente

Juan Morenilla

Acostumbrado a ejercer de entrenador, Amedeo Carboni, que en abril cumplirá 41 años, ha apadrinado a cualquier compañero que transite por su banda izquierda. Primero lo hizo con un jovencísimo Vicente, a quien animó a competir con Kily González. Luego con Fabio Aurelio, a quien mejoró en las artes defensivas. Y ahora ha acogido a Mario Regueiro. En la pasada jornada, antes del partido frente a la Real Sociedad, el italiano dialogó con Regueiro como si fuera el técnico. "Debes tirar más a puerta, pruébalo", le dijo. Dicho y hecho. El uruguayo marcó en Anoeta el primer doblete desde que en 2000 llegó a la Liga española desde el Nacional de Montevideo, al Racing. Dos goles que voltearon el marcador (1-2, la primera remontada del Valencia en un año), y que confirmaron su ascendencia tras pasar inadvertido la primera parte del campeonato.

"Antes no pintaba nada, ahora me siento otra vez jugador. La vida me ha cambiado muchísimo"
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En las primeras 18 jornadas, Regueiro disputó 79 minutos. La mayoría de las veces ni siquiera era convocado. El técnico, Quique Flores, aseguraba que no le veía en forma después de un complicado traspaso del Racing, con el que acabó contrato en junio. El equipo cántabro se negó a enviar su pase porque reclamaba al Valencia 1,6 millones de euros de indemnización en concepto de un acuerdo entre varios clubes de Primera para recibir compensaciones por los jugadores que quedaran libres. El Valencia se negó a pagar, el Racing denunció el caso -hay un juicio pendiente- y Regueiro no fue inscrito en la Copa Intertoto. Hasta finales de septiembre no pudo jugar. Para entonces, Quique había armado un grupo sin él.

Regueiro pasó a ser invisible. Ni siquiera cuando Vicente, dueño del interior izquierdo, fue baja por unas molestias, fue convocado. El uruguayo tuvo que ver desde la grada cómo Mista ocupaba su posición. Tan apartado estaba que en el mercado de invierno acordó una cesión al Betis, que ya quiso ficharle en verano. Pero Quique, a última hora, la frenó. "No quería que me marchase, me dijo que iba a tener minutos en la Copa y que creía en mí", explica el uruguayo, que renació en enero. Llegó la Copa y Regueiro firmó un gran partido y marcó contra el Villarreal, se lesionó Vicente poco después y ha cubierto su ausencia, decisiva otras veces, con brillantez. "La vida me ha cambiado muchísimo. El año ha arrancado bien y estoy marcando. Tenía que esperar mi momento y estar tranquilo. He aprendido que no debo bajar nunca la cabeza. Antes no pintaba nada y ahora me siento otra vez jugador. Vicente es el mejor en su puesto, pero no estaba dispuesto a bajar los brazos", afirma.

El uruguayo ha sido titular en las cinco últimas jornadas, ha marcado tres goles en la Liga y otro en la Copa. Contra la Real se atrevió incluso con un disparo sin ángulo que sorprendió a Riesgo, que esperaba el centro. "Vi que el portero salía y traté de batirle, chuté a portería, pegué fuerte y se fue cerrando", explicó luego. Corrió a celebrarlo, claro, con Carboni, su consejero.

A sus 27 años, Regueiro se ha asentado en Mestalla. Gasta bromas en el vestuario y busca motes a sus compañeros, pese a que no comparte con ellos sus aficiones: le gusta la música caribeña y las películas de boxeo. "Es muy bueno en velocidad, tiene un gran disparo y regatea", afirma Javier Subirats, director deportivo del Valencia. "Es el más rápido de la Liga. Y muy polivalente, puede jugar desde lateral hasta delantero", le define Manolo Preciado, entrenador del Racing, con quien coincidió el curso pasado. En Santander marcó 21 goles en 114 partidos en cinco años, ocho la campaña anterior, su mejor registro. Con la selección uruguaya, con la que no irá al Mundial al perder la repesca con Australia, ha jugado también de media punta. Renacido en el Valencia, Regueiro apunta alto: "El Barcelona tiene más presión, les hemos recortado demasiados puntos".

Regueiro celebra uno de sus dos goles en Anoeta.
Regueiro celebra uno de sus dos goles en Anoeta.JAVIER HERNÁNDEZ

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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