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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Pla arenga a su tropa

Convicción en la victoria y dar el callo. Tal podría ser la receta resumida que el dirigente socialista Joan Ignasi Pla ha prescrito esta semana a su grupo parlamentario y, por extensión, al resto del partido. Él mejor que nadie -hemos de suponer- sabe de qué baja moral está la tropa después del rocambolesco órdago estatutario sobre el listón electoral autonómico y el mal llamado idioma valenciano. Un "error esférico", en ajustada descripción de Josep Torrent en esta columna, que, de tan esférico y liso, no hay manera todavía de asir y entender. Sólo él está en el secreto, aunque confiamos en que no se lo lleve a la tumba política. De momento se reitera en lo hecho y reclama de los suyos confianza, pues bien le consta que tanto entre la ejecutiva como entre buena parte de la grey cunde la perplejidad, cuando no el desaliento.

A quien no le podía pedir adhesión incondicional es al ex líder del PSPV y veterano de esta formación, Joan Romero, que estos mismos días ha venido a declarar lo que, por otra parte, resulta obvio: que el partido de los socialistas valencianos ha sido el damnificado de la negociación estatutaria tal como ha sido cerrada. Hay quien ha pensado que en este juicio late un contencioso personal, pero será oportuno recordar que el mentado dirigente se retiró en 1999, después de un denso recorrido por cargos públicos y altas crujías administrativas. Y lo que es más notable: cuando se sacudió las alpargatas, siendo secretario general, lo hizo por entender que no podía ser parte del problema -la olla de grillos partidaria que consumía a los socialistas- cuando quería propiciar la solución. Un gesto que su sucesor no debería echar en saco roto si le llega el momento.

Por ahora, la sombra de la aludida conflictividad interna es la mejor y más segura garantía de Pla. Nadie osará moverle la silla ni ponerle trabas, a excepción de las ya crónicas que le suscita la agrupación de Alicante, gravemente lesionada mientras en la misma aliente la sombra y mano de Franco, Ángel Franco, decimos. Pero al margen de tal grieta, el partido está vacunado contra las disensiones, hoy imprevisibles ante la perspectiva de afrontar otra derrota electoral. En este sentido, el líder que nos ocupa rinde un servicio impagable. O lo que es más patético: se le pagará con el licenciamiento .

Llegados a este punto cabría preguntarnos si la derrota en las urnas es una fatalidad o cabe un vuelco, en todo caso prodigioso. Conjeturas aparte, lo que no parece que pueda prosperar, dadas las diferencias electorales que separan todavía al PP del PSPV, es el ejercicio de una oposición que escudriñe y airee la corrupción y despilfarro del Gobierno popular y, al mismo tiempo, pretenda decantar una imagen institucional, moderada y hasta amable. O sea, denunciar sin señalar, predicar transparencia sin destapar los enredos, reclamarse de izquierda, sin perder las trazas de centro y aún de una derecha confortante. Con estos mimbres ya se comprende que las arengas de Pla no resulten muy movilizadoras de los suyos y, en cambio, su antagonista no tiene el menor reparo en dar caña o silenciar a la oposición desde su batería mediática, pública y privada.

Ya comprendemos que el modelo a seguir y el éxito a esperar en las urnas es el de ZP, lo que se asocia a lograr la victoria sin despeinarse. Una fórmula plausible, pero que los estrategas -¿y quienes serían?- del PSPV habrían de reconsiderar, habida cuenta de que quedan 14 meses hasta los comicios y el PP valenciano se ha equipado de hitos -Copa del América, Encuentro Mundial de la Familia, victimismo a todo trapo- de altísima proyección mediática. Además, no es de recibo que el principal partido de la oposición renuncie a la crítica implacable -que no ha de confundirse con la desmadrada-, dejándola a cargo de otras siglas o de la prensa menos condicionada. Se nos antoja una irresponsabilidad y, lo que es peor, un error tratar con guante de seda el aluvión de corruptelas que inunda al PP, tan solo aguijoneado a menudo por las pullas de los diputados Andrés Perelló o las pesquisas de Ana Noguera en Ciegsa. Por ese camino Pla lo tiene claro, aunque se consuele creyendo que caerá luciendo vitola de estadista.

La ponencia de Camps

Una de las novedades que ha dejado la reciente visita de Mariano Rajoy a Valencia ha sido el anuncio de que el presidente Francisco Camps será ponente en la convención de marzo del PP, donde defenderá la presencia del español en el mundo, maltratado por los socialistas según colegimos de las intervenciones de ambos dirigentes. Pues bien, el molt honorable debería comenzar por poner coto a las marcas y referencias societarias de Valencia que son de la Generalitat o negocian con ella con el disfraz inglés. Special Events, Orange Market, Convention Bureau, Comunita Invesments...El enemigo del español no está fuera: es la ignorancia y la coentor de aquí.

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