Estados Unidos pide paso en el descenso

Estados Unidos empezó pidiendo paso antes del descenso, la prueba reina del esquí alpino, en el que sus esquiadores Dahron Rahlves y Bode Miller chocarán hoy con la armada austriaca. Ayer, en la pista de patinaje de velocidad Oval Lingotto, Chad Hedrick, que intenta igualar la hazaña de su compatriota Eric Heiden, ganador de cinco medallas de oro de los Juegos de Lake Placid, en 1980, empezó su campaña de caza y captura. Se impuso en los 5.000 metros al más peligroso rival de la gran armada de esta especialidad, la holandesa. El plusmarquista mundial, Sven Kramer, quedó lejos de su récord de 6m 8,08s, con 6m 16,40s y Hedrick, poco después, lo superó con 6m 14,68s.

Hoy, en el estreno tradicional del esquí alpino en Sestriere, todas las apuestas apuntan a que la variante buena estadounidense, el nada polémico californiano Rahlves, vencedor hace dos años en la prueba de Copa del Mundo disputada en la misma pista Bachetta-Kandahar, es el rival a batir. Ya ha demostrado esta temporada su calidad, especialmente al principio, y el jueves, en el primer y más significativo entrenamiento cronometrado de los efectuados aquí, sacó casi segundo y medio a sus enemigos, que no dudan en darle como favorito. Desde los austriacos Walchofer, el más regular, o Strobl, hasta el noruego Kjetil-Andre Aamodt, que busca su octava medalla olímpica. Es una pista que le favorece, como él mismo ha reconocido, pues tiene más saltos que tramos técnicos y ya es sabido que los esquiadores del otro lado del Atlántico suelen ser los más locos. La historia olímpica del descenso está plagada de triunfos estadounidenses y algunos absolutamente inesperados. Por eso el trazado no le gusta a Hermann Maier, que quizá se cura en salud, justamente porque ha estado griposo los últimos días y no ve claro despedirse con otra hazaña del pasado. Tal vez tiene miedo a repetir la tremenda caída de la que se salvó milagrosamente en Nagano 98. En cuanto a Miller, nunca se sabe después de la temporada tan extraña que lleva. Volvió para la supercombinada de Chamonix y acabó tercero, pero sin brillar en el descenso. Eso sí, lo primero que hizo al llegar a Turín el pasado martes fue irse a una discoteca por la noche.

Eso seguro que no lo hicieron ni el checo Jakub Janda ni el finlandés Janne Ahonen, que protagonizarán hoy también el primero de sus duelos en el aire en el trampolín de 90 metros de Pragelato. En el luge, el trineo con el participante tumbado de espaldas, el italiano Armin Zoeggeler parece que no dejará el último oro al alemán Georg Hackl tras la ventaja tomada ayer en las dos primeras mangas.

Iker Fernández será la solitaria representación española en el half-pipe, acrobacias en el snowboard. Él sí es un veterano y podría pasar, al menos, la calificación, aunque también prometía más de lo que después hizo en Nagano y Salt Lake City.