De mozo de almacén a 'líder' de la Real

John Viáfara posee el espíritu del cazador. Tranquilo y sosegado, espera agazapado hasta el momento oportuno para sorprender desde la segunda línea. El colombiano (Robles, 1978) ha sido uno de los refuerzos invernales de la Real y ya demostró sus dotes de mando el pasado domingo contra el Mallorca. Acaba de llegar y se perfila como una pieza importante del equipo, muy descompensado entre ataque y defensa. "Yo vengo a aportar trabajo en la marca, echando una mano en la defensa", indica. Ya el día de su presentación oficial se ofreció como "líder".

Como Perea, su gran amigo y hoy rival, Viáfara ha surgido desde abajo a base de esfuerzo. Como mozo de almacén o trabajando en la finca de su familia, el mediocentro traslada al campo su filosofía solidaria y humilde. "Ama y yo tenemos casi la misma historia de infancia [el central colombiano vendía helados por la calle] y eso nos define", analiza. "Nunca he olvidado de dónde venía. Ahora que cuento con cariño y popularidad, sobre todo en Colombia, sigo recordando que me tocó sufrir y sacrificar muchas cosas para ser futbolista", explica.

Viáfara asegura estar muy contento en San Sebastián, donde comienza a integrarse sin dificultad. "Mucho mejor que en Inglaterra, reconoce", donde jugó media temporada en el Portsmouth hasta que apareció un nuevo entrenador y alegó que el colombiano no entendía sus instrucciones en inglés para echarle. "Es curioso porque estudié inglés y me entendía con mis compañeros, con el cuerpo técnico y con el anterior entrenador. Para mí, se trataba de una excusa", dice aún dolido. El futbolista, que fue campeón de la Copa Libertadores con el Once Caldas en 2004 ( marcó un gol definitivo en la final contra Boca), ha llegado a la Real con un discurso nuevo y sorprendente: "Dicen que hay que salvar el descenso, pero tal y como está la Liga y con nuestro equipo, podemos dar la sorpresa y poder estar arriba con los mejores, no los dos primeros puestos, pero sí en la zona alta".

De momento, el cazador está tratando de aclimatarse y de aportar su visión del fútbol. "Hay mucha gente joven, que tenemos que conseguir que se conviertan en buen complemento de los veteranos. Hay que guiarlos, pero eso no se consigue por ser más mayor o tener más experiencia, sino a base de amistad y de diálogo", comenta. De momento, el equipo ya ha agradecido el valor defensivo de Viáfara, aunque él no supedita su trabajo sólo a esto. "Siempre espero y, cuando vea la oportunidad y ellos nos ataquen, voy a tratar de dar la sorpresa. Me dieron la velocidad y un remate largo, así que...". Hoy tendrá que pelear contra Perea, al que considera casi un hermano, ya que con él comparte todas las concentraciones de la selección colombiana. "Hemos hablado esta semana, pero en el campo nos olvidamos. Me da igual que sea Ama o mi novia, yo en el césped busco ganar siempre. Luego, nos daremos la mano y sin problemas", concluye.