Las bodas de Isabel
Las calles huelen a hoguera y la paja esparcida por el suelo oculta el asfalto. Se ven mendigos, leprosos, damas vestidas como princesas de cuento y caballeros con espada. Por décimo año, Teruel recrea los días, hacia 1217, en que, según la tradición, Diego regresa a su ciudad después de hacer fortuna para poder casarse con Isabel. Cuando llega, encuentra un ambiente festivo porque se celebra una boda: la de su amada con un rico señor. Dado por muerto y vencido en un día el plazo que el padre de Isabel le dio para enriquecerse, Diego acude a casa de su enamorada para pedirle un último beso. Ella se lo niega y Diego muere de súbito. Al día siguiente, Isabel, oculta en el cortejo fúnebre, acude a darle ese beso al cadáver. Al hacerlo, muere sobre él.
Juglares, tragafuegos y malabaristas animan las plazas del casco antiguo, pobladas esos días de jaimas, en las que unos 2.500 ciudadanos se ocupan de representar la vida cotidiana, después de documentarse acerca de los estamentos y grupos sociales, eclesiásticos y militares en los Fueros de Teruel: se puede ver cómo los artesanos hacían jabón o calderos de cobre, y cómo trabajaban los carniceros o se teñían telas. Los propios turolenses confeccionan espectaculares trajes de época inspirados en imágenes del artesonado de la catedral, entregados a la representación de sí mismos ocho siglos atrás.
En este escenario callejero uno puede cruzarse con una bruja encadenada y paseada en un carro; con un colorido desfile con representantes de todos los estamentos ante Jaime I; divertirse en la fiesta de Purim que se organiza en la judería; asistir a un torneo y a una justa (con lanza y a caballo), y aprender tiro con arco, danzas medievales y muchos juegos de magia y cuentos para los niños. Alrededor, un enorme mercadillo medieval donde comprar joyas, ropa, objetos de decoración o hierbas curativas mientras se prueban embutidos y vinos de la zona.
Una escena callejera divertida es la de tornabodas, donde se dramatizan sentencias reales recogidas en el Fuero de Teruel, y las penas que recibieron por robar la ropa, por ejemplo. Aunque la más emotiva corresponde a la muerte de Isabel al darle el beso a Diego, donde cientos de personas se besan después.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.