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Al enemigo, ni el césped

Las hinchadas de dos equipos argentinos, Estudiantes y Gimnasia, se niegan a compartir un moderno estadio

Jorge Marirrodriga

Una tragedia, y doble, es la que están viviendo los socios y aficionados del equipo argentino Gimnasia y Esgrima de La Plata después de que la presidencia del club anunciara, aprovechando una sanción por incidentes en un partido, que el equipo abandonará su estadio para disputar sus partidos en uno mucho más moderno pero de propiedad municipal. Pero lo peor no es eso, sino que el proyecto de las autoridades locales y futbolísticas prevé que Gimnasia comparta terreno de juego con su eterno rival de la ciudad, el Estudiantes. Las aficiones de ambos equipos de la primera división argentina están en pie de guerra.

Todo comenzó el pasado mes de diciembre durante la penúltima jornada del Torneo Apertura donde Gimnasia se vio envuelto en las combinaciones matemáticas de la vieja rivalidad entre River Plate y Boca Juniors, equipo que se adjudicó finalmente el campeonato. La sospechosa actitud de los jugadores de Gimnasia, que empataban con un muy inferior Newell's Old Boys hizo que los aficionados pasaran del estupor a la sospecha y de ésta a la ira. Los violentos incidentes que se registraron entonces decretaron el cierre por dos partidos del estadio del Bosque, una vieja estructura con la presencia de abundante madera.

El presidente del Gimnasia, Juan José Muñoz, asegura que el 95% de los socios del equipo le apoya y resta importancia a la petición de un sector de éstos de convocar una asamblea extraordinaria para debatir el traslado del equipo, pero en las calles de la ciudad, desafiando a las tormentas veraniegas, los aficionados han mostrado su rechazo durante varios días. Muñoz pide que el realismo se imponga al sentimiento -"los tiempos son largos para reformar el estadio"- algo difícil cuando se trata de fútbol en Argentina. Para el próximo miércoles está previsto que se dispute en el polémico campo un partido atrasado de liga entre Gimnasia y Arsenal. Los opositores al traslado se han organizado en un grupo denominado La Resistencia y han anunciado medidas de protesta como la formación de piquetes para evitar el traslado.

En el otro bando, Estudiantes ha optado por marcharse a jugar de local a la vecina localidad de Quilmes, también situada en la provincia de Buenos Aires de la que es capital La Plata, antes de jugar en el Estadio Único. Estudiantes tiene su propio estadio clausurado por no cumplir los requisitos de seguridad establecidos por las autoridades municipales.

En el centro de la polémica está el Estadio Único, una estructura que después de numerosos proyectos -el primero de 1972-, aplazamientos y elevaciones del presupuesto terminó de construirse en junio de 2003 y ha servido principalmente para conciertos musicales. Lo curioso es que en la comisión que planificó la creación del estadio estaban los dos eternos rivales, Gimnasia y Estudiantes, cuyas aficiones ahora no quieren saber nada del asunto. Según una encuesta realizada por un medio local, el 64% de los seguidores de ambos equipos se opone.

De nada han servido para vencer los resquemores de la hinchada los ejemplos de lo que ocurre en otros países, especialmente en Italia, donde Roma y Lazio o Inter y Milan, comparten estadio. Los aficionados platenses de uno y otro equipo recuerdan estos días que en Córdoba los equipos de Talleres y Belgrano compartían terreno de juego... y terminaron perdiendo la categoría.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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