Poema del exilio
iv
SU la triste riviera d'Acheronte...
Por qué, sin yo llamarlo,
vuelve este verso a mi memoria,
no sólo a mi memoria, sino a todo
mi ser. Mientras conduzco,
mientras la radio suena con un programa imbécil.
Y de pronto,
"Su la triste riviera d'Acheronte".
Y algo me toma, algo
que viene de muy lejos.
La última lectura fue hace
poco, una noche de lluvia en
París. Pero cuántas, desde aquellas
soleadas estancias del Verano
de la niñez, acompañando tantas horas
de dicha y
también sombrías, rescatándolas siempre,
llevándome a su reino.
Cuando nos detengamos.
O Cuando detengamos nuestros pasos
en la triste orilla del Aqueronte.
¿La desolada orilla? ¿En la triste ribera?
Cómo resuena en mí la inmensa
belleza de ese verso,
la significación de ese Aqueronte. Cuánto
han tejido a lo largo de la Historia
en esa palabra, tantos hombres,
hasta ser lo que somos.
Hoy, como aquella tarde de mi infancia,
vuelve a mover en mí ese insondable depósito
de vida.
Y qué seguridad
en quién soy, lo que defiendo
al vivir como vivo, al pensar como pienso.
El honor y el orgullo
de ser miembro de la Resistencia.
La Resistencia al Mal que habéis alimentado
desde vuestras universidades, vuestros gobiernos,
el Mal que es la carne de esta forma de vivir
con la que habéis asesinado la Libertad,
con la que habéis exterminado
esa continuidad de la Historia
sin la cual no queda sino infamia, vileza, suicidio.
Pero un hombre, una noche, sin buscarlo,
recuerda ese verso. Y en su belleza
que lo llena de plenitud, se siente
hijo de esa Historia, inquebrantable hijo de esa Historia.
Y mientras no acabéis con él,
No estaréis seguros.
José María Álvarez (Cartagena, Murcia, 1942) es autor de los libros de poemas Museo de Cera (Renacimiento) y Las lágrimas de Ahab (Visor. Premio Loewe 1998). Este poema pertenece al libro inédito Sobre la delicadeza de gusto y pasión, que Renacimiento publicará próximamente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.