Camiseta sin 'mancha'

La junta del Barcelona ya ha asumido que esta temporada tampoco insertará publicidad en la camiseta del equipo, aunque no descarta alcanzar un acuerdo con algún patrocinador en los próximos meses con vistas al curso siguiente. En ese supuesto, los jugadores podrían lucir el nombre de la marca de forma testimonial y simbólica en el tramo final del curso. Ferran Soriano, vicepresidente económico, deslizó, en una entrevista en Mundo Deportivo, que, en ese caso, el Barça podría estrenar patrocinador, si llega a ella, en la final de la Champions.

Pero en todo lo que concierne al asunto de la publicidad hay que ir con pies de plomo. Joan Laporta estrenó mandato en 2003 y una de sus primeras medidas fue arrancar de los compromisarios el permiso para manchar la camiseta. La petición rozaba el sacrilegio: el mismo ex presidente Josep Lluís Núñez estaba a favor, pero ni se atrevió a plantearlo en sus 19 años de mandato. Pero, ante la pavorosa deuda de 188 millones de euros, los socios olvidaron el romanticismo y se resignaron a dar el si. Eso sucedía en agosto de 2003 y, dos años y medio después, el Barça sigue sin dar con el patrocinador ideal. Eso sí: ha subido su caché: pedía entonces 10 millones anuales y ahora entre 15 y 20.

"¿Qué pasa con la publicidad? Nada. Los negocios a veces no salen. Al principio, no estábamos en condiciones de exigir. Pero ahora es el momento: hemos ganado una Liga, los jugadores han recibido premios (Ronaldinho, Eto'o y Messi) y podemos optar a tres títulos", dijo un directivo. Y otro alegó una poderosa razón: que el Barça ha enderezado su economía (casi triplica sus ingresos en tres años) y el recurso publicitario ha dejado de ser prioritario.

Pero también han pasado otras cosas hasta convertir el asunto en algo casi desgraciado y maldito. Surgió primero el nombre de la marca Viagra (desechado) y en octubre de 2004 llegó la oferta de Betandwine, una firma austriaca de apuestas por Internet. El propio club filtró la noticia para sondear a los socios. El negocio no prosperó. A Laporta tampoco le entusiasmó la idea al creer que vender juego era un mensaje contraproducente para los niños. "Nos han enseñado en casa que hay que trabajar para ganar y no apostar para hacerlo", dijo en una junta. En mayo pasado surgió la posibilidad de promocionar los Juegos Olímpicos de Pekín. Pero el acuerdo se fue al traste por la indiscreción de alguien del club y la mala negociación y problemas internos en la parte china, según varias fuentes.

En la asamblea de agosto pasado, Laporta dijo que la camiseta del Barça debía ser la mejor pagada del mundo. Y la más cotizada es la del Bayern Múnich: 20 millones. El nombre de Betandwine, que vuelve a sonar con fuerza, no llega a tanto: 15 más 6 variables. Laporta, que coincidió con dirigentes de esa firma en una feria de patrocinio el pasado fin de semana en Austria, parece haber vencido su resistencia inicial. La Liga de Fútbol Profesional prohíbe que los clubes estén patrocinados por casas de juego, pero está a punto de cambiar de estrategia. Pero aún no ha recibido una petición del Barça. Nike, que viste a los jugadores, tiene hasta seis meses de plazo para cambiar las camisetas y vender sus existencias, por lo que todo apunta a que el asunto de la publicidad, por tercer año consecutivo, va para largo.