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Los salivazos son merecedores de fuertes sanciones para la UEFA

Escupir no sale gratis en el fútbol europeo. Mihajlovic, del Inter de Milán, y Angulo, del Valencia, son los que mejor pueden dar fe de ello. En 2003, cuando militaba en el Lazio, el jugador serbio escupió y pateó a Mutu, delantero rumano del Chelsea, en un partido de la Liga de Campeones. Fue sancionado por la UEFA con ocho partidos, el mayor castigo por una acción semejante, agravada por el cargo de agresión.

Angulo, por su parte, fue suspendido siete partidos la pasada temporada tras escupir a un rival del Werder Bremen alemán en un partido de la Champions. El jugador del Valencia acaba de cumplir esta campaña el castigo.

En enero de 2003, Luccin, jugador del Atlético, entonces en el Celta, lanzó un escupitajo a un rival del Celtic en un partido de la Copa de la UEFA. Fue sancionado con cuatro encuentros.

Pero el caso más célebre fue el de Totti. En un Italia-Dinamarca de la pasada Eurocopa, el jugador del Roma, escupió a un rival. La acción fue recogida por una televisión danesa y al internacional italiano le cayeron tres partidos de sanción.

La FIFA no se queda atrás a la hora de sancionar estos hechos. Chilavert fue castigado con cuatro partidos por escupir en 2001 a la cara del madridista Roberto Carlos en un Paraguay-Brasil de clasificación para el Mundial 2002. Chilavert alegó que el brasileño le había enseñado los testículos.

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