A todo riesgo

El accidente que el pasado lunes dejó sin vida al motorista australiano Andy Caldecott ha encendido de nuevo el arduo debate sobre la seguridad en el Rally Dakar. Se conoce ahora que, antes de su accidente mortal, se abrió unos 30 metros en paralelo a la pista principal. Lo hizo, al igual que los pilotos más rápidos del día anterior, obligado por las circunstancias.

Las motos habían partido en orden inverso al de llegada de la etapa precedente y Caldecott lo había hecho el sexto por la cola. En el momento del siniestro estaba rebasando a multitud de competidores que habían emprendido la ruta antes que él. Un chivato alerta a los pilotos de la presencia de otras motos cuando éstas se encuentran a menos de 200 metros. Además, el abundante polvo en suspensión que a su paso levantaban las motos pudo dificultar la visibilidad de Caldecott, quien, en el momento de salir catapultado, circulaba a 146 kilómetros por hora.

Los equipos se oponen a rebajar las cilindradas y al uso obligatorio de protectores de cuello

Un total de 47 víctimas mortales se ha cobrado la carrera africana en sus 28 años de existencia, la mayoría de ellas de motoristas. En la pasada edición, en concreto, perecieron dos de ellos: José Manuel Pérez, El Carni, y Fabrizio Meoni. La muerte del español causó un fuerte impacto en la opinión pública, pero fue el fallecimiento de Meoni, dos veces ganador de la prueba y un ídolo en su país, Italia, lo que avivó un vendaval de críticas por la falta de medidas de seguridad. Así que Amaury Sport Organisation (ASO), la empresa promotora del evento, propuso una batería de nuevas normas para aumentarla. Étienne Lavigne, en su primer año como director, se comprometió a aplicarse para convertir el Rally Dakar en menos arriesgado, uno de los principales reclamos para quienes participan en él.

Se limitó la velocidad punta de las motos a 150 kilómetros por hora, aunque no de forma mecánica. Críticos hasta el límite con la nueva norma, los pilotos la entienden como una maniobra de la organización, que, lejos de plantear solución alguna, les traslada el problema porque deben ser ellos quienes, conteniendo su muñeca, apacigüen la potencia de las maquinas. Además de prestar atención al piso, al GPS y al libro de ruta, los motoristas deben atender ahora al Sentinel, un estridente chivato ensordecedor que se dispara cuando la moto se acerca al límite de velocidad que cada corredor ha establecido a su libre albedrío.

Con la intención de liberar de peso las motos, muy pesadas de por sí (unos 200 kilos sin los depósitos traseros suplementarios), se redujo en 100 kilómetros, de 350 a 250, la distancia entre los repostajes. Con ello se buscó reducir la fuerza de inercia de la moto, que, en caso de accidente, puede arrollar a quien la porta. Así pudo sucederle a Caldecott. El piloto se rompió el cuello y las marcas de neumático halladas en su casco parecen indicar que, tras salir descabalgado, la moto se le vino encima. Como la mayoría de los pilotos, el pupilo de Jordi Arcarons no usaba protección cervical, un complemento que aún está por desarrollar. Debido a su poco atractivo comercial y al desacuerdo entre los pilotos, las marcas y la organización, la obligatoriedad de vestir la protección aún no se ha impuesto a pesar de las múltiples reuniones entre las partes que se han producido a lo largo del año.

"Tras las muertes de 2005", explica Arcarons, ex corredor del Rally Dakar, del que fue cuatro veces subcampeón, y ahora director del equipo KTM-Repsol, "la organización, la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) y los pilotos nos comprometimos a tratar de hacer la carrera mucho más segura". Y prosigue: "Algunas medidas sí se aprobaron, pero otras no".

Una de las medidas finalmente no aplicadas y que la ASO se comprometió a revisar fue la posibilidad de reducir a 450 cc la cilindrada máxima de las motocicletas. Con el máximo cubicaje actual lindando en 660 cc, las motos, monocilíndricas por reglamento, alcanzan velocidades máximas que rozan los 200 kilómetros por hora. Marcas como KTM, acreedora a la hegemonía en el mundo de los raids, se mostraron en contra de la medida, que, de aplicarse, posibilitaría que otras entraran con fuerza en el mercado.

Uno de los pilotos de la firma austriaca, Isidre Esteve, operado el lunes por la noche en un hospital de Nuakchott, en el que se le extirpó el bazo, fue trasladado en la tarde de ayer a la clínica Dexeus, de Barcelona, en la que fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos.