Una igualada que no sirve a nadie

Se enfrentaban en Son Moix dos equipos que, por méritos propios, han cerrado la primera vuelta haciendo malabares en la cuerda floja. El Betis llegaba a Mallorca precedido por una pésima imagen a domicilio: el de Serra Ferrer es el único equipo de Primera que no ha ganado fuera en lo que va de temporada. Por su parte, el Mallorca de Héctor Cúper sólo ha sido capaz de sumar dos victorias en casa.

No sorprende, por tanto, que los goles que salpimentaron este duelo sin peso ofensivo llegaran merced a dos clamorosos fallos en el cierre. El tanto del Mallorca cayó precisamente cuando los sevillanos comenzaban a controlar la posesión del balón, después de un inicio trabado por la falta de continuidad en las jugadas. El central bético Rivas, corriendo hacia su portería, despejó la pelota sin mirar y la puso al alcance del argentino Jonás, que tuvo tiempo de acomodarse para batir a Doblas con un potente disparo.

La alegría balear se frustró poco después, cuando el experimentado defensa Iuliano, ex del Juventus, equivocó inexplicablemente el rechace de un balón alto. El debutante brasileño Robert de Pinho sólo tuvo que elevar de nuevo la trayectoria de la pelota sobre la salida inútil de Prats. Con el equilibrio inicial restablecido en el marcador, el partido entró en una fase mucho más dinámica. Antes del descanso, Joaquín inventó una gran ocasión a partir de un córner, pero su disparo envenenado lo desvió el portero mallorquín al larguero.

En la segunda mitad, hizo acto de presencia en Son Moix Samuel Eto'o. El camerunés, aprovechando su día libre, viajó a Mallorca para animar a sus antiguos compañeros. El Betis había salido más incisivo y el Mallorca también hilvanaba contragolpes con peligro. Se sucedieron muchísimas oportunidades de gol. Las tuvieron, y muy claras, Robert, Assunçao y Varela para el Betis, y Arango, Campano y Okubo para el Mallorca; pero todo quedó en agua de borrajas. El empate final no sirve para mejorar las estadísticas del Betis, el peor visitante de la Liga, ni para satisfacer la imperiosa necesidad de un triunfo casero que acucia al Mallorca desde hace dos meses.