Sainz encalla en el desierto
El madrileño baja hasta el quinto puesto y se queda a 28 minutos del líder, Luc Alphand
Debía suponer la etapa de ayer la primera de las elitistas cribas que se sucederán en los próximos días en el rally Dakar. Y lo fue. Los quinientos kilómetros que los pilotos recorrieron ayer entre Zouerat y Atar, en Mauritania, sacaron finalmente a relucir aquello que los más expertos vaticinaron mucho antes de comenzar a abrir gas.
Despertó el vencedor nato que late en el interior de Stéphane Peterhansel y, con una lección de conducción sobre los más diversos pisos africanos, de un zarpazo, se colocó segundo en la clasificación general a poco más de tres minutos de su compañero de equipo Luc Alphand, segundo ayer. Algo similar ocurrió en las motos, donde el chileno Carlo de Gavardo ganó su segunda etapa consecutiva, con apenas un minuto y medio de ventaja sobre Marc Coma, líder de la general, con cuatro minutos y medio de ventaja respecto del chileno. Finalmente se confirmó que el intenso dolor en su hombro izquierdo, dislocado, obliga a Cyril Despres a bajar notablemente el ritmo. "Es muy duro", comentó el francés al descabalgar de su KTM. "Para un banquero, la lesión de mi brazo significaría dos meses de baja, pero yo estoy preparado física y mentalmente y sólo pararé cuando no pueda más. Todo puede pasar aún", abundó el ganador de la pasada edición.
Sonreía tímidamente Stéphane Peterhansel cuando, días atrás, se le preguntó acerca del liderato de Carlos Sainz. Y por lo que ayer se pudo comprobar, la tranquilidad del gesto de quien es ocho veces vencedor de la prueba estaba más que justificada.
Que Sainz es quien atesora mayor destreza a la hora de pilotar no hay quien lo ponga en duda en el campamento, pero cuando los participantes recuerdan que el Dakar es otra historia lo dicen con la autoridad que les otorga la experiencia. Ayer, entró a casi 35 minutos de Peterhansel y pasa a ser quinto en la clasificación general, a casi media hora del líder.
"Me he quedado atascado en un sitio imposible y allí, con la pala, he perdido 35 minutos", se lamentaba Sainz que, además, vio como a 80 kilómetros del final del tramo cronometrado la servo dirección de su Touareg le abandonaba. El año pasado a estas alturas de la prueba, era Peterhansel quien veía como su Mitsubishi rodaba a media hora del liderato. Pero el piloto francés come aparte en el desierto. "Peterhansel conoce bastante mejor que yo este rally", sentenció el piloto madrileño.
Los pilotos que se han formado en África ejercen su ley cuando la carrera comienza a exigir, y la etapa de ayer fue, sin duda alguna, la más dura de las siete que se llevan disputadas hasta la fecha. Las motos partieron antes, como siempre, pero a diferencia de lo que es habitual lo hicieron en orden inverso. Los primeros en salir, los más rezagados y en consecuencia, los más inexpertos, tenían por delante un mar de dunas, de pista, de caminos y de cruces. Lo mismo que un poco más tarde les ocurrió a los coches, aunque ellos no salieron al revés. La nostalgia del GPS afloró ayer en la primera de las etapas selección que se avecinan.
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