_
_
_
_
Crítica:TEATRO | TERAPIAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Alta comedia

Hay en esta obra, y en su puesta en escena, lo mismo que en algunas músicas de J. S. Bach, una especie de matemática que va combinando diversos elementos sin salir del territorio que ocupa una baldosa. Aquí, la baldosa es la de los sentimientos, o, mejor dicho, la de su encuentro según caminos más o menos azarosos. El asunto va de soledad y de hipocresía, pero también de amor, o de su búsqueda, o de tenerlo y no saber a quien entregarlo.

Ignoro en qué medida Rafael Calatayud, auténtico creador de este bonito trabajo, es fiel a lo que se llama el espíritu del autor, o de su obra. Pero no importa, porque sobre todo es fiel a sí mismo en la construcción de una comedia de alto estanding que anda sobrada de elementos para resultar muy estimulante. Se nota que se encuentra muy a gusto en ese terreno tan difícil. Y eso ya desde el principio, donde el dibujo de los personajes y el inevitable entrecruzamiento de sus destinos domésticos aparece ya sugerido en las primeras escenas, por risibles que resulten los psicoanalistas aquejados de precocidad en su proyecto eyaculativo o por más adornos pintorescos que se coloquen, como capas superpuestas, sobre una terapeuta que requiere a gritos de una buena terapia, si eso fuera posible.

Terapias

De Christopher Durang, por la Pavana. Intérpretes, Marta Belenguer, Mamen García, Juli Disla, Sergio Caballero, Rafael Calatayud, Toni Agustí. Iluminación, Rafael Calatayud, José Martín Márquez. Vestuario, Rocio Cabedo. Proyecto escenográfico, Tono Herrero, Aureli Doménech. Versión, Juli Disla. Música, Albert Sanz, Mamen García. Espacio escénico y dirección, Rafael Calatayud. Teatro Talía. Valencia.

El resultado es un divertimento muy medido, plagado de homenajes a la gran comedia clásica del cine, en el que Mamen García brilla con su actuación disparatada, Rafael Calatayud hace lo que de él se espera como actor, y Marta Belenguer alardea de memorables asombros escénicos, y la verdad es que no le faltan razones para la sorpresa enloquecida, que resuelve muy a la manera de las chicas de Scott Fitzgerald de los felices veinte. Una comedia brillante en la resolución de sus claves y en la utilización de una escenografía multiusos, una reflexión remota sobre la oscuridad de las conductas en un registro irónico y divertido, un acierto en casi todos sus aspectos que recibió muchos aplausos de un público joven y ajeno al oropel de los estrenos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_