Algunas tiendas se quedan sin existencias de decodificadores

La demanda de decodificadores ha sido tan elevada en los primeros días de diciembre que muchos comercios se han quedado sin producto.

La poca disponibilidad de producto se debe a una demanda súbita, y porque han pasado menos de tres meses desde que el Gobierno anunciase el impulso de la TDT y se inició la nueva oferta el 30 de noviembre. Esto ha hecho que abunden más las marcas de sintonizadores desconocidas que las de fabricantes establecidos, ya que estos últimos hacen los pedidos con mucha antelación.

El decodificador típico que se encuentra en las tiendas es el más básico, que cuesta entre 79 y 100 euros y de distintas marcas. Sirve para cualquier televisor o grabadora. Basta con enchufarlo a la corriente y conectarlo, por un lado, a la antena y, por el otro, al televisor o grabadora mediante un cable tipo Euroconector.

Un segundo tipo de decodificador, a un precio que ronda los 150 euros, es el que incluye la posibilidad de servicios interactivos, que ahora están promocionando diversas cadenas, en especial RTVE y las autonómicas.

Un tipo especial de sintonizador es el modelo M340T EPG de Siemens porque, además de las funciones básicas, incluye la guía de programación de la empresa InOutTV que se actualiza automáticamente en cada sintonizador por la noche.

Otros modelos de decodificador también llevan guía de programación, pero está basada en la información que suministran semanalmente las distintas cadenas y no está tan actualizada. Un modelo muy sofisticado, que cuesta 375 euros, es el 750T EPG de Siemens, que viene con dos sintonizadores, la guía de programación de InOutTV, conexión Ethernet y dos puertos USB, uno de ellos sirve para conectar un disco duro externo.

La oferta actual en las tiendas de decodificadores es muy limitada, pero se prevé que dentro de muy pocos meses se estabilice y ya se pueda elegir lo que se crea más conveniente.

El principal interés por la TDT es la oferta de canales de televisión gratuitos. Se valora también que los programas digitales se vean y se oigan mejor que los analógicos y que permita el desarrollo de servicios interactivos, pero siempre en segundo lugar. Esto explica el poco interés que ha tenido hasta ahora la TDT, pese a que los canales analógicos se podían ver mejor con la señal duplicada en digital.