Di Vaio, por la puerta trasera

Marco di Vaio se despidió ayer del Valencia, para "no volver", muy alejado de los focos. Los mismos que le alumbraron a su llegada a Mestalla en el verano de 2004, como un fichaje estrella del poderoso Juventus por 10,5 millones de euros, se centran ahora en otro goleador, Villa. El italiano jugará cedido en el Mónaco, que se reserva una opción de compra por seis millones antes de junio. El club francés ejerce de nuevo de conjunto rehabilitador de delanteros, como ya hizo con Morientes y Saviola. Buena falta le hace a Di Vaio, devaluado hasta tal punto que ni siquiera era convocado por Quique Flores y que a sus 29 años desea apurar sus opciones de acudir al Mundial de Alemania.

"No pienso volver. Se ha roto algo y es difícil regresar. Si el entrenador me quisiera, me hubiera dado una oportunidad. Ya no creo que la tenga aquí", admitió ayer Di Vaio. El Valencia se rascó el bolsillo por él hace año y medio, después de la traumática marcha de Rafa Benítez. El nuevo presidente, Juan Soler, regaló a su sucesor, Ranieri, todo lo que quiso. Italianizó el equipo y le despojó de su identidad. Pero los fichajes fueron tan caros como ruinosos. Fiore y Corradi fueron contratados por 16 millones de euros y ahora juegan cedidos en el Fiorentina y el Parma, respectivamente, con una opción de compra de tres millones cada uno. Di Vaio ha seguido el mismo camino. Y eso que sus inicios fueron notables. El italiano marcó cinco tantos en el comienzo de la pasada Liga, igualado como pichichi con Eto'o. Luego cayó en la espiral destructora del equipo, y los italianos fueron señalados con el dedo. Ranieri fue despedido y Antonio López regresó a los orígenes.

"Iba todo bien hasta que fueron a la caza de Ranieri. Ahora los italianos estamos discriminados, López nos ha marginado", denunció Di Vaio, que inició una caída en picado. López le apartó del equipo por gritarle y lanzar una botella de agua al ser sustituido ante el Mallorca. Aun así, fue el máximo goleador del Valencia el curso anterior (11 goles). Su crédito, sin embargo, estaba agotado. El Valencia fichó a Villa y Kluivert, y Quique sólo le ha utilizado en cinco partidos de Liga, todos incompletos y tres como suplente. Su casillero de goles, como el de Kluivert y Mista, se ha quedado a cero.

El ganador de una Liga, una Copa y dos Supercopas de Italia en su paso por Lazio, Verona, Bari, Salernitana, Parma y Juventus -del que huyó enfrentado a Lippi-, dio ayer portazo a un gris paso por España. "Me intrigaba este fútbol, pero las cosas han salido mal", dijo.

Ayala, por otra parte, estará dos meses y medio de baja tras ser operado en Argentina de un esguince de rodilla.