El partidazo

Quiso el azar que la primera bola que vio la luz fuera la del Chelsea. Y la segunda, la del Barça. El sorteo de los octavos de final de la Liga de Campeones deparó el duelo más esperado, el que medirá a los dos equipos más en forma de Europa, con permiso de la Juve. Un duelo, el Chelsea-Barça, que se repitirá un año después. El cuadro azulgrana vivió la pasada campaña en Stamford Bridge su jornada más triste. Fue el ocho de marzo, cuando el Barça claudicó en un partido memorable. El 4-2 hizo inservible el 2-1 logrado en la ida y los de Rijkaard cayeron eliminados a manos de Lampard y compañía. En el Camp Nou se ha intentado poner buena cara al mal tiempo y se destaca la supuesta ventaja de jugar la vuelta en casa.

Le cayó al Barça el rival más temido, todo lo contrario que al Madrid. En el horizonte del conjunto blanco se asomaban cinco rivales, a cual más complicado. Tres italianos -el Juventus, el Milan y el Inter- y dos ingleses -el Liverpool y el Arsenal-. A los italianos no querían verles los madridistas ni en pintura. No disgustaba el Liverpool, pese a ser el actual campeón, y gustaba el Arsenal. Y el Arsenal le tocó en suerte al Madrid, en un duelo inédito en Europa. No vive el cuadro londinense su mejor momento, sexto en la Premier, a 17 puntos del líder, pero su trayectoria en la primera fase ha sido inmaculada. Cinco victorias y un empate contemplan a los de Wenger a quienes, según Sacchi, que vive sus últimos días como director deportivo, "les ha tocado el rival que nadie quería".

Pero los duelos hispano-británicos no se acaban ahí. El Villarreal, la gran sensación de la primera fase, quedó emparejado con el Glasgow Rangers, posiblemente el adversario más asequible de cuantos podían caerle en suerte. "No puedo negar que ha sido un buen sorteo", declaró Manuel Pellegrini, técnico del Villarreal, al referirse a un rival que apenas tiene más rostros conocidos que el del español Nacho Novo y el croata Prso.