Sin televisión no hay campeones
Veintiocho estaciones de esquí y cada día más practicantes de los deportes de invierno. Sin embargo, los éxitos del esquí alpino español se reducen a tres nombres. Francisco Fernández Ochoa (medalla de oro en eslalon en la olimpiada de Sapporo, Japón), su hermana Blanca y ahora María José Rienda. Los títulos se cuentan con las dos manos. El deporte blanco en España sólo ha obtenido ocho títulos entre carreras de la Copa del Mundo y Juegos Olímpicos en los últimos 30 años.
La razón, según Rienda, es "la falta de cultura alpina" que existe en nuestro país, donde la gente conoce al dedillo las reglas del fútbol, el baloncesto o el tenis, pero según la esquiadora, "no conoce la diferencia entre un descenso, un eslalon o un super gigante". La granadina achaca esa ignorancia a la falta de difusión de su deporte. "Es necesario que los medios de comunicación se impliquen un poco más con el esquí para que la gente se enganche, porque se esquía mucho por diversión, pero hay pocas competiciones", asegura.
Para la esquiadora, las estaciones invernales españolas son suficientes y de buena calidad para generar nuevos valores. El problema, en muchos casos es la falta de continuidad de las promesas que tienen que pagarse sus desplazamientos para competir. "Otro elemento que tenemos en contra es la falta de glaciares", explica la campeona. Su existencia en muchas estaciones de Europa Central permiten asegurar la práctica del esquí durante los 365 días del año.
Rienda, de 30 años, pasó su infancia en la estación invernal de Sierra Nevada -donde trabajaba su padre como portero de un bloque de apartamentos- lo que la libró en gran medida de todas esas dificultades. Con su ascenso al liderato provisorio de la Copa del Mundo cumple una de sus aspiraciones más antiguas, ya que ser líder, es según la esquiadora, "lo que siempre soñaba cuando era pequeña".
