Pasiones bajitas
1. A lo bestia. Tras unas semanas de discutir sobre quién tiene la autonomía más grande, hemos iniciado en España un periodo de discusión sobre Iglesia y religión. Cualquier día nos darán el premio al país más temerario del planeta. Territorio y religión son las dos causas más habituales de conflictos, y aquí no hablamos de otra cosa. Son problemas que se arrastran durante siglos y se quieren resolver en una legislatura. Eso suele salir mal. Para colmo de males, el fútbol, que podría ser válvula de escape de bajas pasiones, se muestra como un mundo sensato y sosegado. Las bajas pasiones las tenemos que echar con la política. A los futbolistas cuesta cada día más arrancarles una declaración agresiva contra un rival. En cambio, a los políticos cuesta sacarles otra cosa que no sea una declaración agresiva. Los periódicos deportivos de hace treinta años eran como la prensa generalista de hoy: llena de insultos. También sucede que hay una comisión antiviolencia que vigila que, en el fútbol, no haya una palabra encima de otra. Al comité antiviolencia que vigila a los futbolistas lo ponemos una semana a vigilar a los políticos y nos quedamos sin jugadores en las Cortes. ¡Anda que no mejoraría el clima político con Eto'o y Beckham como portavoces de los partidos mayoritarios!
Territorio y religión son las dos causas más habituales de conflictos, y aquí no hablamos de otra cosa
2. Apuros para Bush. Desciende la popularidad de George W. Bush, y le piden explicaciones por algunos incumplimientos de la ley en relación con la guerra de Irak: que si un poquito de torturas, unas cárceles ilegales, un poquito de incumplimiento de derechos humanos y tal. Bush está indignado. Y con razón. ¿Ahora le piden explicaciones por incumplir la ley? "Condoleezza, ¿pero hemos cumplido la ley alguna vez en la guerra de Irak? Y, en otro orden de cosas, ¿la ley no somos nosotros?". Hay que andarse con ojo, con esto de poner en apuros a los presidentes de EE UU, porque la forma que tienen de salir del apuro es invadiendo algo. Se ve que eso cohesiona mucho a las personas, aunque ahora mismo Bush no tiene mucho que invadir. La mayor amenaza es la gripe del pollo. "¿Podemos invadir Pollolandia, Condoleezza?". "No, presidente, eso no existe?". "Ya empezamos con estúpidos legalismos".
3. Optimismo antropoilógico. Era una i, la clave estaba en la i. El optimismo de ZP no es antropológico, sino antropo-ilógico. Eso explica muchas cosas. Están todos en el PSOE consternados con el lío del Estatut y el presidente reparte optimismo: "Que esto no es ná". Las encuestas conocidas dan malos datos para el PSOE, pero no pésimos: todos los votantes del PP están movilizados, mientras que hay muchos socialistas cabreados que volverán a votar PSOE si la alternativa es el Apocalipsis según Acebes. En realidad, hay una larga experiencia en España de votante socialista cabreado. Es casi una seña de identidad.
4. Coches y barbas. Hay menos alborotos en Francia. Queman menos coches, y están todos los presidentes europeos silbando, y rezando para que el lío no se expanda (rezo universal) o que se expanda hacia el país de al lado (rezo egoísta). El caso es rezar. Cuando vienen mal las cosas, en Europa nos acordamos de las raíces cristianas: "Por favor, Señor, que le toque a otro".
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