"Mi espina es la 'Champions"
Si el líder indiscutible del Villarreal en el campo es Riquelme, en el vestuario el jefe es Sorín, de 29 años, trotamundos del fútbol, hombre culto y apasionado que conquistó por su personalidad la capitanía de la selección argentina.
Pregunta. ¿Puede actuar en cualquier posición?
Respuesta. Pékerman me puso de central izquierdo y, a partir de ahí, comienza mi adaptabilidad. Al principio es incómodo, pero hay tener inteligencia táctica y correr riesgos. Hasta que un día, un técnico en Brasil me puso de media punta y ahí le dije que no, que era demasiado. Mi puesto natural es el 3, marcado por grandes jugadores como Brehme, Roberto Carlos, Maldini, Branco...
P. ¿Qué tiene de especial Argentinos Juniors, de donde salió?
"Mi mayor triunfo fue el Mundial Juvenil del 95. Los favoritos eran Camerún, Brasil y España, con Raúl, De la Peña, Morientes... Ganamos a los tres"
"En el Villarreal, el que pide el balón y limpia el juego es Riquelme. La parte anímica necesita varias voces. ¿Alguien que junte ambas facetas? Maradona"
R. De allí salió Maradona. Una escuela del juego bonito con resultados. Y tuvo una generación, la de 1985-86, que ganó una Copa Libertadores y perdió la Intercontinental ante el Juventus de Platini y Laudrup. Una de las claves de esta escuela estaba en el baby fútbol, de 6 a 12 años, un club de barrio llamado Parque que abastecía a Argentinos. Te enseñan a amar el fútbol. Una competitividad sana, en la que te da placer jugar y ganar. Hace siete años, Boca compró Parque y de ahí ya ha salido Gago.
P. ¿Tiene antecedentes futbolísticos?
R. Ninguno. Mi padre es arquitecto y mi madre asistente social. Yo hice un año de periodismo, por las dudas, hasta que debuté como profesional cumpliendo el sueño de siempre.
P. ¿Qué recuerda del Mundial juvenil de Qatar en 1995?
R. Fue la mayor satisfacción de mi vida. Los favoritos eran Camerún, por su físico; España, con Raúl, De la Peña, Morientes, Salgado, Etxeberria... y Brasil. Les ganamos a los tres, por ese orden. El Mundial juvenil lo había ganado Argentina en 1979, y desde Maradona nadie había levantado esa Copa. Sin una figura destacada, salvo Ibagaza y Biagini, pero con mucha hambre y madurez.
P. ¿En cuántos equipos ha sido capitán?
R. En Parque, en Argentinos, en la selección y en el Cruzeiro brasileño, que es lo más llamativo. Creo en los tipos que hacen el grupo, tipos alegres y temperamentales que piensan primero en el grupo que en uno mismo o en una parte del grupo.
P. ¿Los argentinos del Villarreal están separados del resto?
R. Si las energías se dispersan, no se logran los objetivos. Los españoles nos han recibido muy bien. Esa fue una de las claves del curso pasado: la unidad.
P. Pero dentro del campo, ¿quién es el líder?
R. El que pide la pelota y limpia el juego cuando el equipo pasa por un mal momento: Riquelme. La otra parte es la anímica, tener un equipo solidario y para eso se necesitan varias voces: se trata de dar todo por el compañero, no especular.
P. ¿Se pueden juntar las dos partes en una?
R. Sí. Ahí está Maradona.
P. ¿Su paso por Italia?
R. Con 19 años estuve seis meses en la Juve. Apenas jugué. No había salido la sentencia Bosman y era muy difícil competir con Sousa, Deschamps y Jugovic. En el Lazio la historia fue otra, pintó una crisis financiera, no pagaban, y me tuve que ir.
P. ¿Y en River?
R. Fue la última gran etapa del River. Me divertía mucho y definíamos muy rápido, dábamos 25 toques. Estaban Francescoli, Gallardo, Ortega, Salas... Ganamos una Supercopa y una Libertadores.
P. En el Barça, ¿le dañaron las imágenes en las que se le veía bailando en un concierto?
R. Es una equivocación en 11 años de carrera. Quien sólo recuerda aquello es un mediocre. Fue la peor época política y futbolística del Barça, pero aún así éramos decimoquintos cuando llegué y terminamos sextos. El Barca se reforzó bien y por eso ha sido campeón. Aunque no esté de acuerdo en cómo trataron a Riquelme, Saviola y Bonano.
P. ¿El Villarreal tiene plantilla para dos grandes competiciones?
R. No hemos encontrado el nivel de la temporada pasada. No hemos repetido formación. Mi espina es hacer una gran Champions: con el Barça no pude porque venía de la UEFA con el Lazio; con el PSG, después de quedar segundos, y no perder ninguno de los 21 partidos que jugamos, me marché porque querían que no fuera a algunos partidos de la selección. Y eso yo no lo negocio.
P. Conoce hasta cinco Ligas. ¿Hay grandes diferencias?
R. El ritmo brasileño es menor por el clima y el césped alto, hay mucho mano a mano y es muy difícil aguantarlo; el italiano apenas deja espacios: salvo el Milan, la Juve o el Inter, no me atrae; el francés tiene más dinámica; y la Liga española es la que da más placer: todos intentan jugar y triunfa quien mejor juega.
P. A veces parece un jugador caótico.
R. Lo más importante es la sorpresa, y creo también que la polivalencia es positiva, como en la selección, por ejemplo, cuando ganamos a Brasil: jugué de medio centro con Mascherano y frenamos a Ronaldinho y a Kaka.
P. ¿Su pelo largo es símbolo de rebeldía?
R. Lo llevé así de los 13 a los 18 años, me lo corté cuando me llamó Pasarella para la selección: llevaba 7 partidos de profesional, me convocó y no me importó cortármelo. Soy un poco bohemio. Se trata de disfrutar de la vida.
P. ¿La música?
R. Me gustan el reggae, el rock, la brasileña, Sabina, Serrat, el tango...
P. ¿Y el cine?
R. Me encanta. Me gustó Princesas. Y recomiendo el cine argentino: Caetano, Trapero...
P. ¿De dónde viene su gusto por escribir?
R. Mis dos abuelos escribían. Amé el fútbol desde mi primera pelota hasta hoy, y en los libros encontré caminos, historias, misterios. Osvaldo Soriano logró acercar ambos mundos de manera natural y fantástica. Fue importante para mí. Fontanarrosa dice que el músico no tiene título y el futbolista tampoco. Pero tenemos mil vivencias, son manifestaciones populares, pasiones inexplicables. Odio cuando se tilda a alguien de intelectual porque se lo aleja del mundo real.
P. ¿Qué libro ha escrito?
R. Grandes chicos. Es una recopilación mía y de mi mujer, Sol Cáceres, de escritores, dibujantes y artistas argentinos contemporáneos que donaron sus obras que tienen que ver con la infancia y la niñez. Todo lo recaudado irá a dos escuelas y a un hospital.
P. ¿Qué borraría de su carrera?
R. Nada. Cada paso que di lo hice pensando en la selección. Yo era el más feliz del mundo estando en River, pero después empezó a caer el fútbol argentino y me fui a Brasil, la tierra de los laterales siendo lateral si era bueno jugaría y, si no, me cerrarían la puerta. Me arriesgué y gané.
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