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Maurice Béjart dice que el talento de los jóvenes le da energía para seguir

"El pasado, incluso mi propio pasado, sólo me interesa si es materia de trabajo". Lo dice el coreógrafo francés Maurice Béjart (Marsella, 1927), quien no gusta vivir de recuerdos y al que el talento de los jóvenes bailarines insufla la energía suficiente para seguir trabajando a sus 78 años. "Por la mañana llego cansado al estudio, pero cuando veo a los jóvenes bailarines revivo", aseguró ayer el mítico coreógrafo francés en el Liceo de Barcelona, donde desde esta noche y hasta el próximo lunes presenta con su compañía, el Béjart Ballet Lausanne, tres de sus creaciones: el aclamado ballet Bolero (1961), con música de Ravel; su homenaje a los cantantes Jacques Brel y Barbara con Brel et Barbara (2001), en el que la base musical son sus canciones; y L'art d'être grand-père (2004), una coreografía colectiva realizada por su compañía sobre la música techno-pop de Hugues le Bars. Y "un regalo para Barcelona", anunció; un regalo que sólo podrá verse esta noche: un fragmento -"ensayos", precisó- de su próxima creación, un ballet sobre el filósofo Nietzsche que se estrenará en la ciudad suiza de Lausana el próximo 21 de diciembre.

Se ayuda de un bastón para andar. "Es que me duele la zona lumbar", se lamenta el coreógrafo, cuyos bellos ojos turquesas se iluminan cuando habla de danza: "Nunca estoy triste cuando trabajo, y si Dios me deja vivir un poco más todavía me quedan cosas por hacer. Mi energía procede de quien tengo enfrente, el bailarín o la compañía, de su fuerza, porque como creador jamás he buscado esclavos, quiero maestros, quiero comunicación, porque una coreografía se hace en pareja, como el amor", proclamó.

Y ese diálogo que reclama Béjart no es sólo conceptual, es también, en ocasiones, práctico, como en el caso de L'art d'être grand-pere, una creación colectiva en la que el coreógrafo ha ejercido principalmente como supervisor del trabajo de sus bailarines, a los que simbólicamente pasa el testigo. "Son ellos los que han hecho la coreografía, yo sólo estaba allí, durante el proceso de creación, para controlar, y la verdad es que ha sido una experiencia muy interesante, he aprendido mucho del proceso de transformación de una idea desde que surge".

Maurice Béjart celebra esta temporada el 50º aniversario de su carrera como coreógrafo convertido ya en un mito de la danza, como autor de más de 200 ballets, parte de ellos clásicos de la danza del siglo XX, como Bolero, uno de sus primeros grandes éxitos. "Es sorprendente, pero 45 años después de su creación no he tenido que cambiar nada de esta coreografía, pero cada bailarín que la ejecuta la hace diferente", aseguró Béjart.

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