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Crónica:FÚTBOL | Undécima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Athletic, colista

Un gol de Webó en el último instante hunde aún más al equipo vizcaíno

En medio de la polémica por un gol fantasma, tras siete jornadas de indigencia futbolística, por fin el Athletic se mostraba como un equipo medianamente digno, y gracias a un remate a falta de pocos minutos, conseguía evitar la catástrofe de otra derrota. Pero llegó. En el tiempo de prolongación, en una acción genial de Valdo, cosechada por Webó, se le hundieron las naves. Sin alardes técnicos notables pero con una convicción y una reiteración muy loables, los de Mendilibar consiguieron encerrar al conjunto navarro mediante un cerco aéreo que duró toda la primera mitad, pero nada más. Se aprovecharon de todas las facilidades dadas por Osasuna: faltas absurdas en la línea de tres cuartos, nefastos despejes a córner o demasiada blandura en ambas bandas.

OSASUNA 3 - ATHLETIC 2

Osasuna: Ricardo; J. Flaño, Cuéllar, Josetxo, Clavero; Raúl García, Puñal; David López (Valdo, m. 46), Romeo (Webó, m. 46), Delporte; y Milosevic (Cruchaga, m. 72).

Athletic: Aranzubia; Iraola, Murillo, Luis Prieto, Lacruz; Tiko (Expósito, m. 60), Orbaiz, Gurpegui, Yeste; Dañobeitia (Llorente, m. 70) y Urzaiz.

Goles: 0-1. M. 25. Centro de Yeste que cabecea Urzaiz, el balón da en los dos postes y Gurpegui marca. 1-1. M. 43. Raúl García, de fuerte disparo desde 30 metros. 2-1. M. 61. Centro de Raúl García y cabezazo en plancha de Milosevic. 2-2. M. 80. Llorente cabecea e Iraola marca. 3-2. M. 91. Webó culmina una jugada de Valdo.

Árbitro: Turienzo. Amonestó a Gurpegui, Delporte, Ricardo, Yeste, Raúl García y Webó.

Unos 15.000 espectadores en El Sadar.

Cada jugada ofensiva de los vizcaínos acababa en un calco. Con la entrada de Urzaiz en el equipo, el Athletic no necesita tocar el balón y, aún así, resulta peligroso, aunque permita que luego le remonten. Yeste y Tiko, muy móviles y polivalentes ayer, se limitaban a repartir juego al primer toque. Insulso, sí. Pero efectivo. El equipo local se hacía de cruces para despejar el juego aéreo. Tantos problemas defensivos se hicieron patentes en el bote de una falta desde la banda que Urzaiz consiguió cabecear, zapatazo en la cara mediante, y el balón se estrelló en el palo. El rebote recorrió en paralelo la línea de gol hasta acariciar el otro poste. Gurpegui, bastante más listo que sus defensores, remachó la portería de Ricardo sin oposición. También el joven Mikel Dañobeitia, parche de Mendilibar para jugar con dos delanteros, tuvo una ocasión de gol -cómo no, por alto-, que el meta navarro desbarató.

Mientras, Osasuna seguía con su fútbol de toque insulso y asustado por la presión rojiblanca, que seguía creciendo a costa de la escasa moral rojilla. Desde el minuto cinco, sus bandas dejaron de carburar. El balón se alejaba de David López y Raúl García, los creadores, desestimados unánimemente por sus compañeros. El canterano, en el límite de la desesperación y la tortícolis por ver el balón pasar siempre por encima de su cabeza, tomó una determinación trascendental. Casi al filo del descanso, tocó el balón fuera del área, lo orientó y, sin carrera, soltó un tremendo derechazo que se introdujo en la meta rojiblanca sin que a Aranzubia le diese tiempo para cambiar el paso. Y todo sólo seis partidos después de debutar, en un puro ejemplo de descaro y responsabilidad.

Con el empate en el marcador, Javier Aguirre decidió dotar a su equipo de nervio y picante. David López y Romeo fueron los sacrificados para que Valdo y Webó aportasen su potencia y su hambre de fútbol. El resultado fue inmediato. Los dos jugadores más elásticos y potentes de la plantilla navarra comenzaron a crear en la defensa del Athletic, que hasta ese momento, y a excepción del gol, habían capeado con soltura.

El choque se tensó por velocidad en el terreno de juego del Athletic. Valdo consiguió abrir la banda derecha y Delporte se contagió del entusiasmo. Pero la tempestad había comenzado. Por la banda derecha navarra, la más aprovechada, el joven Raúl García decidió probar su habilidad. Se la llevó con mucha clase, dos quiebros de cuerpo y potencia, y la puso en el borde del área pequeña. Milosevic retomó su papel de goleador y se dejó de bajar, controlar y meter cuerpo, trabajo al que le tienen demasiado acostumbrado. De media plancha, el serbio la cruzó con claridad ante la impotente mirada de Aranzubia. Y tuvo que ser por alto y con lío como el Athletic logró el empate. Todo parecía vendido, pero quedaba el último cohete. En el Athletic siempre se puede esperar un petardazo de última hora cuando el público abandona el espectáculo. Y llegó Valdo y la armó. Webó marcó y el Athletic se fue colista del Sadar, hundido en lo más bajo del pozo. Osasuna, por su parte, se despidió en lo alto de la clasificación.

Webó festeja el último gol de Osasuna ante el Athletic.
Webó festeja el último gol de Osasuna ante el Athletic.EFE

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