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Crónica:FÚTBOL | Undécima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un penalti premia a un gran Barça

Un error del árbitro le abre el camino de la victoria al equipo azulgrana, muy superior al Málaga

Ramon Besa

Un penalti que no lo era premió a un Barcelona que fue un equipo de verdad. Tan brillante como estéril con la pelota en juego, alcanzó a balón parado una victoría más que merecida después de que Ronaldinho se venciera ante la entrada de Juan Rodríguez. El árbitro picó y remató al Málaga, superado de principio a fin y, sin embargo, hasta ese momento nunca batido porque Arnau levantó una pared en las dos porterías en su debut como visitante en el Camp Nou. La intervención del colegiado emborronó el marcador y provocó la ira de la tropa de Salva, que se sintió atropellada por él y estafada por Ronaldinho. Aunque Arnau no mereció ser ajusticiado y Puentes Leira le hizo una mala pasada, el Málaga difícilmente se merecía el indulto después de que el Barça le rematara hasta 30 veces en una actuación completa. La picardía de Ronaldinho le redimió cuando parecía desmoralizado por su propio infortunio y el acierto de Arnau, cuya actuación remitía a la que ya exhibió Bonano en el inicio del campeonato en Mendizorroza, cuando los azulgrana se quedaron en blanco ante el Alavés después de un partido igualmente bello.

BARCELONA 2 - MÁLAGA 0

Barcelona: Víctor Valdés; Oleguer, Puyol, Márquez (Iniesta, m. 46), Sylvinho; Xavi, Edmilson, Van Bommel; Giuly (Messi, m. 61), Ronaldinho y Eto'o (Larsson, m. 70).

Málaga: Arnau; Alexis, César Navas, Fernando Sanz, Valcarce; Gerardo, Juan Rodríguez; Edgar, Couñago (Anderson, m. 75), Nacho (Hidalgo, m. 81); y Salva (Morales, m. 73).

Goles: 1-0. M. 80. Ronaldinho transforma el penalti con el que el árbitro castiga una acción de Juan Rodríguez sobre el propio brasileño. 2-0. M. 87. Larsson bate a Arnau de vaselina.

Árbitro: Puentes Leira. Mostró la cartulina amarilla a Salva, Couñago, Juan Rodríguez, Alexis y Valcarce.

61.634 espectadores en el Camp Nou. Un minuto de silencio por Mario Cabanes, ex jugador del Barça, de 91 años, fallecido el pasado lunes.

Van Bommel asumió el rol de Deco y el Barça se desplegó con poderío, entusiasmo y remate
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El árbitro amarga la noche a Arnau

Ausente Deco, futbolista referente en el ataque y gol azulgrana de la temporada pasada, Frank Rijkaard empezó con una alineación muy física, de espinazo endurecido y ligera de piernas. Oleguer se situó en el lateral, Márquez retrocedió al puesto de central, Edmilson se ubicó como medio centro y Van Bommel ejerció de volante con el liviano y exquisito Xavi mientras el ligero y profundo Giuly abría el campo por el flanco derecho. No jugaba Messi, protagonista indiscutible en los últimos partidos, y el Barça se arrancó con un juego que evocó al de sus mejores días del curso pasado, sobre todo por su presencia intimidatoria en la cancha. Van Bommel asumió el rol de Deco y el equipo se desplegó con entusiasmo, poderío y remate, justamente las características que definen al holandés.

El Barça contó hasta ocho remates de gol por uno del Málaga en poco más de media hora, disputada a un ritmo muy alto. Adelantaron y mucho los azulgrana la línea de presión para garantizarse un buen caudal de juego ofensivo y la línea de recuperación funcionaba a una velocidad estimable. Iban y venían sin desmayo, percutiendo por la derecha y la izquierda, insistiendo por el centro, alternando los disparos de media distancia con las llegadas al área chica. Antepusieron la verticalidad a la elaboración del juego y se presentaron repetidamente ante Arnau, que respondió con un surtido de paradas estupendo.

Muy puesto y entero, al Barcelona le fallaba el pulso en la definición mientras el Málaga se defendía con faltas tácticas y jugadas de estrategia. Aunque los azulgrana remataron mil veces, los blanquiazules dispusieron de la ocasión más clara a la salida de un córner que Edgard cabeceó fuera sin portero. No podía responder el Málaga al toque de corneta de Salva porque el vigor barcelonista le llevaba en cada jugada a su área.

Animado por el buen funcionamiento, Rijkaard le quitó un seguro defensivo como Márquez para ganar un medio clarividente contrastado como es Iniesta. Necesitaba el Barça un pasador y rematador más para enfocar a Arnau, que siguió dale que te pego, rechazando el cuero, blando o fuerte, siempre muy puesto, por mucho que nunca lo blocara. Pero el Barça no tenía fortuna en las segundas jugadas que provocaban las intervenciones del guardameta.

Desde el punto de vista azulgrana, el partido demandaba mucha paciencia y un poco de lucidez. Era el momento Messi. Apareció el argentino y más tarde se retiró Eto'o, pichichi del campeonato, en una decisión arriesgada de Rijkaard. Al equipo le entraron las prisas y se aceleró tanto que llegó a confundirse para suerte del Málaga, que iba cambiando piezas, perdiendo el tiempo, encomendándose a Arnau. Hasta que apareció Ronaldinho. El brasileño se atrevió con la pelota, progresó por el margen izquierdo del área y se aflojó ante Juan Rodríguez. El árbitro se plegó a la jugada y se fue al punto de penalti. El brasileño tomó la pelota y firmó el triunfo desde el único punto en que Arnau fue vulnerable. Ante el ejercicio de voluntarismo y productividad ofensiva que el equipo exhibió, el gol fue tan justo con el Barcelona como injusto resultó el penalti que el árbitro le pitó al Málaga.

El segundo gol llegó cuando todo estaba dicho y, si acaso, sirvió más como motivación para Larsson que para subrayar la victoria azulgrana.

Juan Rodríguez despeja la pelota ante Ronaldinho en la jugada que originó el penalti a favor del Barça.
Juan Rodríguez despeja la pelota ante Ronaldinho en la jugada que originó el penalti a favor del Barça.EFE

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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