El Valladolid marca dos goles desde el medio campo
El Valladolid de Marcos Alonso no terminaba de arrancar, pero ayer, ante el Numancia, se encontró con una vía de salida en los tiros de larga distancia, larguísima, entre los cuarenta y los sesenta metros. Primero, el ex madridista Tote, que tiene en Valladolid su lugar especial en el mundo. Llegó cedido por el Real Madrid hace algunos años y volvió al club blanco con quince goles en el saco y con un puñado de acciones archivadas en las videotecas de aquellas ligas. Emigró al Betis, al Málaga, y en agosto, a punto de cerrarse el plazo regresó a Valladolid. Poco a poco se fue imponiendo en la pelea por un puesto a delanteros con mucho empuje. Ayer, con el Numancia enfrente, sacó de su pie un balón que puso fin a media hora de espanto futbolístico. Recogió un despeje del portero rival a cuarenta metros de la línea de gol y deshizo los botes rebrincados del cuero con un toque suave que atravesó como un avión la mirada de compañeros y rivales.
Sin embargo, la pelea por el gol más espectacular de la jornada y casi de la Liga, no había terminado, porque en la otra banda, en la izquierda ha aparecido por Valladolid un futbolista rescatado del Pontevedra, Capdevila, que se ha convertido en una amenaza para cualquier lateral que quiera ponerse enfrente. Capdevila celebró el gol de Tote pero además se apuntó mentalmente la situación del portero del Numancia, casi de hombre libre, y en cuanto pudo probó suerte. Poco después de comenzar la segunda parte Bizarri puso el balón con un voleón al alcance del extremo, que controló, se giró y dibujó con la pelota una diagonal de casi sesenta metros que volvió a retratar a Álvaro Núñez.
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