"Más ya no se puede hacer"

Ni siquiera se había bajado del coche cuando dedicaba la canción We are the champions a su equipo a través de la radio. Fernando Alonso se mostraba encantado no sólo por haber conseguido su séptima victoria, sino también por haber colaborado de forma decisiva en la consecución del primer título de constructores de Renault como escudería. Como fabricante de motores tenía ya cinco, que figuran en las vitrinas de Williams y de Benetton. Pero esta vez era sólo para ellos.

Alonso tenía ganas de dedicar el campeonato a Renault, a su equipo, porque han trabajando intensamente para conseguir que acabara siendo el campeón más joven de la historia. "Podemos repetir lo que hemos realizado este año, pero más ya no se puede hacer", afirmó el español, de 24 años, que batió el récord de precocidad que el brasileño Emerson Fittipaldi mantuvo durante 33. Flavio Briatore, el hombre que le fichó para Renault en 2001 -le cedió un año a Minardi- y que creyó en él a ciegas, le esperaba en el pit lane. Cuando Alonso se bajó del coche, ambos campeones se fundieron en un gran abrazo mientras varios comisarios echaban mano de los extintores para apagar el bólido del asturiano, que se incendiaba por detrás.

Después, Alonso se dirigió al box de la escudería francesa y participó de las celebraciones. Tuvo que dejarlas muy pronto porque le reclamaban para la conferencia de prensa oficial de la federación internacional. Cuando regresó, tenía ya mucha prisa para coger su vuelo a Europa. No tuvo tiempo ni para hacerse una foto con las peñas de aficionados -unas 150 personas- que le habían seguido hasta China y que habían posado en el paddock a la espera de que Alonso ocupara el centro del grupo para disparar sus cámaras. Tampoco para atender a los medios de comunicación españoles desplazados a Shanghai. Sólo habló para Tele 5, ante cuyas cámaras cogió una madeña (zapato de madera típico de Asturias) y mandó saludos a sus paisanos.

"El sentimiento ha sido fantástico", comentó Alonso; "creí que nada podría igualar lo que sentí en Brasil [donde se proclamó campeón], pero ver a los miembros del equipo tan contentos fue muy agradable. Estoy muy satisfecho por ellos. Y sólo hay una palabra que debo decirles: gracias. Hoy es su día. Merecían ganar y hemos logrado los dos títulos". Dennis Chevrier, el responsable de los motores, explicó más tarde que para esta carrera habían utilizado materiales fiables para una y media, pero no para dos: "El motor era mucho más ligero. Cambiamos pistones, materiales de la cámara de combustión, todo lo que afecta a la potencia del motor... Eran piezas que teníamos ya a mitad de la temporada, pero que íbamos aplicando paulatinamente cuando estábamos seguros de su fiabilidad".

Por la noche, el equipo celebró el título en un céntrico restaurante. Alonso no tenía previsto acudir. Su próxima aparición se producirá ya en Oviedo, donde el próximo viernes por la tarde recogerá el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes. Antes tendrá una recepción y una comida a las que asistirá la reina Sofía. Y el sábado por la mañana participará en un coloquio con cuatro periodistas de televisión. A las dos de la tarde de eses día tendrá su último acto público en la capital asturiana: saldrá al balcón de la Caja de Asturias, en la plaza de La Escandalera, y saludará a los miles de aficionados que se encontrarán allí. Será su primera y única celebración en su patria chica. Después, dos meses de vacaciones hasta que en enero inicie las pruebas del Renault con el nuevo motor V8 de 2,4 litros. "Será el final de un año irrepetible e inolvidable", concluyó.