"Me extraña que al Madrid no le gustara este árbitro"

"Prefiero callarme para no decir cualquier cosa. Como se dice en Francia, respetamos a los ricos, que es lo mismo que el que no llora no mama. Me extraña que haya gente del Real Madrid que no esté contenta con el árbitro y eso ya lo viví en la Intercontinental, que también protestaron la designación de un árbitro colombiano, pero, ¿qué se puede hacer?", afirmó Bianchi. El técnico argentino aludía así al hecho de que el Real Madrid colgara en su web durante la semana que el Atlético había presionado para que designaran a González Vázquez, al que le recordaba un arbitraje supuestamente antimadridista en el partido del curso pasado Real Madrid-Villarreal. En opinión de Bianchi, el penalti y la expulsión de Antonio López condicionaron tanto el derby que "no hubo partido". "Me duele perder de esta manera, porque el partido no existió, no se puede jugar un partido entero con un hombre menos contra el Real Madrid", añadió. Bianchi no quiso juzgar la labor arbitral - "porque no sirve de nada"- y le pasó la decisión al club: "Ustedes desean que yo les diga lo que ustedes vieron, pero eso no sirve de nada. Tal vez, el club dirá lo que tenga que decir, porque yo veo que acá todos hablan", apostilló el entrenador.

Pablo también le daba vueltas al asunto. "Es verdad que pudo haber penalti, pero la expulsión es rigurosa y a partir de ahí el árbitro se ha cargado el partido". "Para mí es el momento clave, uno cero en contra con un tío menos y contra el Madrid es cargarse un derby", insistió el central, que apuntó: "El árbitro tenía que haber consultado con el línea porque se le notaba en la cara que no sabía muy bien lo que había pasado". El defensa también lanzó una velada acusación al club de Chamartín: "Está claro que el que no llora no mama".

Antonio López saludaba el pasado viernes a los conocidos chocando la mano y entrelazando los dedos como en las películas americanas. Había marcado su primer gol con la selección. Ayer, sólo duró seis minutos en el campo, dejando a Martin Petrov un horizonte inabarcable en la banda izquierda y al resto de sus compañeros, sumidos en el fatalismo, la convicción de que remontar era tarea imposible. El lateral reconoció que tal vez pudo cometer penalti, pero ni siquiera recordaba la jugada. Sólo recordaba que no merecía la expulsión. Que todo había acabado tras esa acción, dando pie a la cuarta derrota consecutiva del Atlético contra el Madrid en el Calderón. En las últimas campañas, el equipo blanco ha marcado 12 goles en el Manzanares, tres de media por choque, mientras el Atlético sólo ha celebrado uno.

Fernando Torres debía de pensar en estas cosas mientras posaba las plantas de los pies en el césped. Pero no fue así, y el Madrid ganó por cuarta vez consecutiva en el Manzanares. Torres, después, con un gorro de lana en la cabeza, explicó sus sentimientos con mucha precisión: "Nos ha durado la ilusión cinco minutos y esto va a ser un palo duro". El delantero, pausado, concedió que el penalti "fue penalti", pero se lamentó de la expulsión. "Va a ser difícil asimilar esta derrota", se sinceró, bastante abatido, el jugador del Atlético.