El 'Alinghi' echa el ancla en el puerto
El equipo suizo abre las puertas de su base para la Copa del América en la dársena interior
El Alinghi ya tiene casa en el puerto de Valencia. El equipo suizo que defenderá la Copa del América en 2007 abrió ayer las puertas de su base en la dársena interior con una multitudinaria fiesta privada y hoy permitirá la entrada del público entre las 12.00 y las 19.00. Ayer, en medio de los últimos arreglos y la preparación del ágape de los invitados, el equipo de vela del empresario Ernesto Bertarelli organizó una visita al edificio diseñado por el arquitecto valenciano José María Tomás Llavador para mostrar dónde y cómo trabajarán los integrantes del Alinghi para ganar de nuevo la copa de las 100 guineas. El maestro de ceremonias, Patrick Magyar, codirector general del Alinghi, marcó "el tour" a través de un edificio que responde "a las demandas y necesidades específicas", como una zona específica para el secado de velas, instalaciones adaptadas a los últimos avances tecnológicos para los diseñadores, un gimnasio, cocina, vestuarios, duchas...
Todo ello en el interior de un edificio permeable y "urbano, con voluntad de integración en la ciudad" que, al mismo tiempo, recuerda a un gran hangar marinero, como describe Tomás, que acudió junto a otro arquitecto de su equipo, Wendelin Hinsch, para explicar las características de la base del Alinghi. La fachada situada frente a la antigua sede de aduanas del puerto se inclina a modo de saludo a la ciudad para remarcar la conexión con Valencia, que se refleja también a través de la luz que inunda el interior a través de grandes ventanales que permitirán parcialmente observar el trabajo del equipo. Los acabados en madera dan calidez a una estructura de materiales industrializados y vidrio que se ha levantado en sólo 10 meses. La inversión alcanza los siete millones de euros.
La base se compone de dos cuerpos unidos por una pasarela al aire libre y está rematada por una gran terraza desde la que se disfruta de la vista de la dársena interior del puerto. Una parte del edificio -de tres plantas y terraza con una superficie útil de 6.891 metros cuadrados- la ocupan las oficinas y la zona de acceso al público, mientras que la otra se reserva para la actividad diaria de los regatistas. En la zona interactiva para el público, el Alinghi explica su historia y la importancia de la aplicación de las nuevas tecnologías y de la investigación de materiales para preparar los barcos más competitivos. A continuación, el equipo suizo invita a entrar en un túnel en el que sobre una gran pantalla proyecta un filme con los regatistas en acción. El sonido del mar, el chirriar de las poleas y las voces del equipo envuelven al espectador, cuya sensación de cercanía a los regatistas se refuerza con la brisa que recorre la sala y unas gotas de agua que parecen salpicar desde la pantalla. Estratégicamente situada, la salida de esta sala lleva a la tienda de ropa y recuerdos del Alinghi. También para el público, el equipo suizo ha preparado un simulador que es réplica de uno de sus veleros, en el que se pueden asumir el mando y escorar el barco.
Funcional y adaptado a las necesidades de la organización, la base no podía descuidar las zonas de descanso, de ocio y para los exclusivos invitados de esta élite de la vela, que se reunirán en el Alinghi Club Lounge, bar y restaurante con salida a la terraza, con toldos y grandes sombrillas como velas al viento. El diseño moderno de los muebles y el resto de instalaciones, en tonos rojos y grises, marca el perfil de la zona vip de la base, desde la que se podrá observar el trabajo de los regatistas en la explanada de la dársena interior, donde el Alinghi ha echado el ancla.
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